A 4.500 millones de km de la Tierra, Neptuno es el planeta más alejado del Sol de todo el Sistema Solar. Y también uno de los menos conocidos por los científicos. Sin embargo, un equipo internacional de investigadores, liderado por astrónomos de la Universidad de California en Berkeley y entre los que se encuentra el español Ricardo Hueso, de la Universidad del País Vasco, acaba de darse cuenta de que a Neptuno le está ocurriendo algo realmente extraño. En los últimos años, en efecto, las pálidas franjas de nubes que suelen adornar su atmósfera azul prácticamente han desaparecido. Y lo que es más, viejas imágenes de archivo, tomadas en 1994 por el Telescopio Espacial Hubble, han revelado que no es la primera vez que esto sucede y que, incomprensiblemente, la aparición y desaparición de la cubierta nubosa parece estar relacionada con otro cambio periódico: el ciclo de once años de la actividad solar. Algo realmente sorprendente y que ha intrigado a los científicos, ya que desde la enorme distancia a la que está Neptuno, el Sol aparece como una estrella apenas un poco más brillante que las demás, con un diámetro 30 veces menor que el de la luna llena, y el planeta recibe apenas el 1% de la radiación solar que se recibe en la Tierra. El hallazgo se acaba de publicar en la revista ‘ Icarus ‘. El equipo llegó a esta conclusión tras recopilar todas las imágenes disponibles del planeta desde 1994 hasta 2022, periodo que abarca 2,5 ciclos solares. Las imágenes permitieron a los investigadores darse cuenta de que la cantidad de nubes fluctuó de forma regular, y que fue particularmente intensa entre 2002 y 2015, pero fue disminuyendo hasta desaparecer por completo entre 2007 y 2020. Una atmósfera sin nubes 2020, en concreto, fue el año en que menos nubes se observaron de todo el periodo estudiado. Y su desaparición fue extraordinariamente rápida, ya que las nubes empezaron a desvanecerse en las latitudes medias del planeta apenas un año antes, en 2019. «Me sorprendió lo rápido que desaparecieron las nubes en Neptuno -afirma Imke de Pater, autora principal del estudio-. Básicamente, vimos una drástica disminución de la actividad de las nubes en apenas unos pocos meses». «Incluso ahora, cuatro años después -dice por su parte Erandi Chavez, del centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y primer firmante del articulo- las imágenes más recientes que tomamos en junio pasado todavía muestran que las nubes no han regresado a sus niveles anteriores. Lo cual es extremadamente emocionante e inesperado». ¿Culpa del Sol? Según el estudio, el patrón parece coincidir con el ciclo de actividad de 11 años del Sol, aunque con un retraso de dos años entre los extremos (actividad máxima y mínima) del Sol y los de Neptuno. Parece que cuando nuestra estrella está más activa, se empiezan a formar más nubes en Neptuno, y cuando lo está menos, las nubes de Neptuno se disipan. Para los investigadores, lo más probable es que esto ocurra porque cuando la luz del Sol golpea la parte superior de la atmósfera de Neptuno, su energía desencadena allí complejas reacciones químicas, creando nubes de metano y otras sustancias. Esas reacciones, sin embargo, no son inmediatas, sino que se toman su tiempo, de ahí el retraso de dos años. «Nuestros hallazgos -afirma de Pater- respaldan la teoría de que los rayos ultravioleta del Sol, cuando son lo suficientemente fuertes, pueden desencadenar una reacción fotoquímica que produce las nubes de Neptuno». MÁS INFORMACIÓN noticia No Detectan una espectacular bola de fuego sobrevolando Marruecos a 61.000 km/hora noticia Si Hallan al progenitor de los mayores ‘monstruos magnéticos’ del Universo Sin embargo, y aunque la relación entre nubes y el ciclo solar parece bien establecida, los investigadores afirman que se necesita más trabajo para estar completamente seguros. En Neptuno, en efecto, se producen a veces grandes tormentas que comienzan en lo más profundo de su atmósfera y luego suben a la superficie, y no está claro qué papel podrían desempeñar en las fluctuaciones de la cubierta nubosa.