He telescopio James Webb no tiene ningún espejito ni ningún truco para apuntar rápidamente a cualquier otro espejo celeste. Para mostrarnos las impresionantes imágenes que acabamos de ver, ha de moverse entero, con parasol incluido, como se puede ver en este especial de EL PAÍS. Tratándose de un artefacto del tamaño de una pista de tenis, la operación es más complicada de lo que parece.