Nanomateriales: ¿un asesino invisible en nuestros alimentos y productos de consumo?

Por 09/02/2021 Portal

Sin que tengamos noticia de ello, muchos de los alimentos que ingerimos, de los cosméticos que usamos y de los productos que utilizamos a diario, incluida la ropa que vestimos, pueden estar repletos de nanomateriales. Su uso, en efecto, sigue sin estar regulado por las autoridades sanitarias, y ninguno de ellos aparece en las listas de ingredientes.

La cuestión causa honda preocupación entre muchos organismos e investigadores, y hay quien sostiene que, a la larga, los nanomateriales pueden incluso llegar a ser más peligrosos para la población que la mismísima pandemia de Covid-19. Es necesario, por lo tanto, adoptar cuanto antes medidas de seguridad, cosa que no resulta sencilla porque su abundancia es difícil de medir. Se sabe que los nanomateriales entran en nuestra cadena alimentaria y, lo que es más alarmante, pueden penetrar en nuestras células y acumularse así en el interior de nuestros órganos.

Todo lo anterior, sin embargo, no significa que la Nanotecnología sea mala. Muy al contrario, se trata de una auténtica revolución que está cada vez más presente en nuestra vida diaria, y cuyos avances nos han permitido, por ejemplo, construir materiales cien veces más resistentes que el acero, baterías que duran diez veces más que las anteriores y paneles solares que producen más del doble de energía que la anterior generación. Por no mencionar los cristales y la ropa «autolimpiables», que hasta hace apenas unos años eran cosa de ciencia ficción.

En el campo de la salud, la nanotecnología nos permite tratar ciertas enfermedades con tal grado de eficacia que pronto estarán erradicadas, o fabricar productos para el cuidado de la piel que resultan realmente efectivos. De hecho, la nanotecnología está llamada a convertirse en la próxima revolución industrial. El mercado mundial de nanomateriales, estimado actualmente en 11 millones de toneladas y con un valor de 20.000 millones de euros, no deja de crecer año tras año. Por poner un ejemplo, solo en Europa el sector de los nanomateriales genera entre 300.000 y 400.000 empleos directos.

No es oro todo lo que reluce
Pese a todo lo anterior, el uso de nanomateriales en productos de consumo resulta, como poco, problemático, tal y como demuestra un estudio llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores liderado por Fazel A. Monikh, de la Universidad Eastern Finland y que acaba de publicarse en Nature Communications.

Los científicos, en efecto, consiguieron desarrollar un método que permite rastrear y localizar nanomateriales en nuestra sangre y tejidos y determinar cómo se comportan una vez han entrado en nuestro organismo. Los investigadores rastrearon nanomateriales a lo largo de una cadena alimentaria acuática, desde microorganismos hasta peces que son una importante fuente de alimento en muchos países. El método propuesto podría abrir nuevos horizontes a la hora de adoptar medidas de seguridad.

«Descubrimos que los nanomateriales se unen fuertemente a los microorganismos -explica Monikh- que son una fuente de alimento para otros organismos, de modo que pueden acabar entrando en nuestra cadena alimentaria. Una vez dentro del organismo, los nanomateriales pueden cambiar sus formas y tamaños, hasta convertirse en algo mucho más peligroso que puede penetrar fácilmente en las células y extenderse a otros órganos. Al observar los diferentes órganos de un organismo, descubrimos que los nanomateriales tienden a acumularse especialmente en el cerebro».

Según los investigadores, los nanomateriales resultan muy difíciles de medir: su cantidad en un organismo no se puede determinar utilizando solo su masa, que es el método estándar para medir la presencia de otras sustancias químicas y que lleva a establecer las regulaciones que las limitan. Los hallazgos ponen de manifiesto la importancia de evaluar el riesgo que comportan los nanomateriales antes de que empiecen a introducirse de forma masiva en los productos de consumo.

«Es muy posible -prosigue Monikh- que ya haya nanomateriales en nuestros alimentos, ropa, cosméticos, etc, pero aún no aparecen mencionados en la lista de ingredientes. ¿Por qué? Porque todavía no están regulados y porque son tan pequeños que simplemente no podemos medirlos una vez que están en los productos. Las personas tienen derecho a saber qué están consumiendo y qué están comprando para sus familias. Se trata de un problema global que necesita una solución global. De hecho, aún quedan muchas preguntas por responder sobre nanomateriales. ¿Son seguros para nosotros y el medio ambiente? ¿Dónde acabarán después de haberlos usado? ¿Cómo podemos evaluar sus riesgos?».