La expresión adorable de un cachorro mientras ruega que le den un juguete o una golosina puede ser irresistible. ¿Se puede decir que no a esa carita? Un nuevo estudio revela características anatómicas clave que podrían explicar qué hace que las caras de los perros sean tan atractivas. Y cómo no nos van a gustar, si las propiciamos nosotros. Los hallazgos, dados a conocer en la reunión científica anual ‘Experimental Biology’, también sugieren que los humanos contribuyeron a la capacidad de los canes para formar expresiones faciales durante miles de años de crianza selectiva.
«Los perros son únicos en su vínculo recíproco con los humanos por la mirada mutua, algo que no observamos entre humanos y otros mamíferos domesticados, como caballos o gatos», dice Anne Burrows, de la Universidad de Duquesne en Pittsburgh y autora principal del estudio. «Nuestros hallazgos preliminares proporcionan una comprensión más profunda del papel que juegan las expresiones faciales en las interacciones y la comunicación entre perros y humanos», añade.
Los perros y los lobos están estrechamente relacionados. Aunque el momento exacto no está claro, los científicos estiman que las dos especies divergieron genéticamente hace unos 33.000 años cuando los humanos comenzaron a criar lobos de forma selectiva, la primera especie en ser domesticada.
El nuevo estudio se centra en la anatomía de los pequeños músculos utilizados para formar expresiones faciales, llamados músculos miméticos. En los humanos, estos músculos están dominados por fibras de miosina de ‘contracción rápida’ que se contraen rápidamente pero también se fatigan rápidamente, lo que explica por qué podemos formar expresiones faciales en un instante pero no mantenerlas por mucho tiempo. Las células musculares con más fibras de ‘contracción lenta’ son más eficientes para movimientos largos y controlados y no se cansan tan rápido.
Para el estudio, los investigadores compararon las fibras de miosina en muestras de músculos faciales de lobos y perros domesticados. Los resultados revelaron que, al igual que los humanos, tanto los perros como los lobos tienen músculos faciales dominados por fibras de contracción rápida, pero los lobos tienen un mayor porcentaje de fibras de contracción lenta en relación con los perros.
Un lobo gris salvaje (izquierda) y un boyero de Berna (derecha), que destacan algunas diferencias faciales comunes entre el lobo y los perros domesticados. La mayoría de las razas de perros domesticados tienen orejas planas, muestran una variedad de patrones y colores de pelaje y tienen un hocico más corto. Las flechas rojas indican un músculo elevador que no se encuentra en el lobo gris y que apoya la comunicación de la mirada entre perros y humanos
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Anne Burrows, Universidad de Duquesne / Defenders of Wildlife, Washington DC
«Estas diferencias sugieren que tener fibras musculares más rápidas contribuye a la capacidad de un perro para comunicarse de manera efectiva con las personas», señala Burrows. «A lo largo del proceso de domesticación, los humanos pueden haber criado perros de forma selectiva en función de las expresiones faciales que eran similares a las suyas y, con el tiempo, los músculos de los perros podrían haber evolucionado para volverse ‘más rápidos’, beneficiando aún más la comunicación entre perros y humanos».
Tener más fibras de contracción rápida permite una mayor movilidad facial y un movimiento muscular más rápido, lo que permite pequeños movimientos como levantar una ceja y las contracciones musculares cortas y potentes involucradas en el ladrido. Las fibras de contracción lenta, por otro lado, son importantes para los movimientos musculares extendidos, como los que usan los lobos cuando aúllan.
Rostros de un lobo gris salvaje, un perro Golden Retriever domesticado y un humano, junto con muestras de tejido del músculo orbicularis oris para cada especie. En las fotos, el perro y el ser humano utilizan activamente los músculos cigomático y orbicular (observe el labio hacia arriba del perro, que imita una sonrisa). Las muestras de músculo teñidas revelan similitudes en el contenido muscular entre perros y personas que probablemente contribuyan a su flexibilidad facial en comparación con los lobos
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Anne Burrows, Universidad de Duquesne / iStock.
En investigaciones anteriores, el equipo descubrió que los perros tienen un músculo mimético adicional que está ausente en los lobos y contribuye a la expresión de ‘ojo de cachorro’. Los científicos señalan que se necesita más investigación para confirmar sus nuevos hallazgos con tinciones de anticuerpos adecuadas para diferenciar tipos adicionales de fibras de miosina, lo que podría arrojar nueva luz sobre las diferencias anatómicas entre perros y lobos. Y entender un poco mejor por qué nuestras mascotas nos tienen conquistados.