Si te pones a pensar, no solo es el estómago lo que nos duele cuando estamos nerviosos, nos puede doler el pecho, podemos perder el apetito, tener ansiedad o hambre compulsiva.
Si te pones a pensar, no solo es el estómago lo que nos duele cuando estamos nerviosos, nos puede doler el pecho, podemos perder el apetito, tener ansiedad o hambre compulsiva.
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