¿Qué vacuna es mejor, la de Pfizer o la de Moderna?

Por 17/12/2020 Portal

La vacuna para el coronavirus podría empezar a inyectarse en Europa los próximos días 27, 28 y 29 de diciembre, si la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba finalmente su uso comercial. Este organismo, que vela por la seguridad de los fármacos que se administran, tiene previsto reunirse el próximo 21 de diciembre para decidir sobre la vacuna desarrollada por las compañías Pfizer y BioNTech, que la semana pasada ya empezó a administrarse en Reino Unido y Estados Unidos. La autorización podría llegar tan rápido como el día 23 y su distribución comenzar el día 26.

Es previsible que este viernes la FDA («Administración Federal de Medicamentos») de Estados Unidos apruebe la comercialización de una segunda vacuna, de la compañía Moderna. En Europa, la reunión de la EMA sobre este fármaco se producirá el 12 de enero, si no se adelanta, como ha ocurrido con la vacuna de Pfizer.

¿En qué se parecen y en qué se diferencian ambas vacunas? ¿Cuál es mejor, por lo que se sabe hasta ahora?

Ambas vacunas tienen unas características muy similares: son vacunas de ARNm y han probado su seguridad y una gran eficacia en estudios clínicos de fase III con decenas de miles de voluntarios. Las dos se administran por medio de dos inyecciones intramusculares, separadas por 21 días (Pfizer/BioNTech) y 28 días (Moderna), y requieren conservarse a muy bajas temperaturas.

La vacuna de Pfizer ha sido la primera en aprobarse en Estados Unidos y Reino Unido

Reuters
Precisamente el gran inconveniente de la vacuna de Pfizer es que ha de conservarse a -70ºC, lo que complica la logística necesaria para mantener la cadena de frío. De hecho, Pfizer ha desarrollado una compleja cadena de suministro, con transporte por avión y cajas llenas de hielo seco, para poder conservar la vacuna durante 15 días en congeladores normales. Además, la empresa trabaja en rebajar la temperatura de conservación de su compuesto.

Por otro lado, la vacuna de Moderna se puede conservar a entre -15 y -25ºC durante seis meses, y 30 días en nevera, lo que facilita enormemente su distribución.

«Las dos vacunas son bastante similares y prometedoras», ha comentado José Antonio López Guerrero, director del Laboratorio de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). «Pero hay algunas pequeñas diferencias: En el caso de la vacuna de Pfizer se ha detectado algún caso de alergia a alguno de los componentes, y la de Moderna requiere una carga tres veces mayor en cada inyección».

De hecho, el martes se detectó una seria reacción alérgica en un trabajadora sanitaria de Alaska, que no tenía historial de reacciones alérgicas, y un segundo trabajador tuvo una reacción menos seria el miércoles, de la que se recuperó rápidamente.

Por ahora, la Comisión Europea ha acordado la compra de 200 millones de dosis, ampliables a 300 millones, de la vacuna de Pfizer/BioNTech, y 80 millones de Moderna, extendible a 160 millones. También ha negociado la compra de vacunas de las compañías AstraZeneca, Sanofi-GSK, Janssen y CureVac, y este jueves ha concluido sus conversaciones exploratorias con Novavax.

Eficaces para evitar síntomas graves
Aparte de las pequeñas diferencias, los estudios han demostrado que los dos fármacos cumplen con el primer objetivo de una vacuna: evitar la aparición de síntomas graves y la muerte de los pacientes.

La vacuna de Pfizer alcanza una eficacia del 95%: de las 18.100 personas vacunadas en sus ensayos clínicos, solo ocho enfermaron de COVID-19. Además, solo una de estas infecciones fue severa, pero ninguna requirió hospitalización. En el grupo control, donde se inyectó un placebo a los voluntarios participantes en los ensayos, se registraron tres casos severos, dos de los cuales requirieron hospitalización (uno de ellos en UCI).

La de Moderna tiene una eficacia del 94,1%. De 13.900 vacunados, 11 contrajeron la enfermedad, pero ningún caso fue severo ni requirió hospitalización. Por otro lado, en el grupo control, donde se les inyectó un placebo, se registraron 30 casos de enfermedad severa, incluyendo una víctima mortal.

Una voluntaria recibe una inyección de vacuna experimental en Florida, Estados Unidos, el pasado 13 de agosto

Chandan Khanna/ AFP
¿Eficaces para evitar la transmisión?
El siguiente logro de una vacuna, aparte de proteger frente a los síntomas de la enfermedad, es que evite la transmisión del virus, desde personas asintomáticas, para proteger también a las personas no vacunadas.

«Una posible dificultad es que estas vacunas eviten la enfermedad, pero no la transmisión del virus», ha explicado a ABC Sonia Zúñiga, investigadora del laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC. Tanto la vacuna de Pfizer como Moderna tienen la característica de que se administran por inyección intramuscular. Esto difícilmente activa la inmunidad en las mucosas respiratorias, lo que en animales de laboratorio parece crucial para evitar la transmisión. Por eso, varias compañías trabajan en inoculaciones a través de la nariz o la boca.

La vacuna de Pfizer todavía no tiene resultados sobre las infecciones asintomáticas. Sin embargo, Moderna tiene datos que sugieren que su vacuna confiere una protección parcial frente a éstas. Registraron infecciones asintomáticas antes de administrar la primera y la segunda dosis de su vacuna, y encontraron un número significativo de personas en el grupo placebo con infecciones asintomáticas. Además, observaron que el grupo de personas vacunadas parece ser menos propenso a sufrirlas. En concreto, hallaron 14 infecciones asintomáticas entre los vacunados y 38 en el grupo placebo.

La gran pregunta: ¿Cuánto dura la protección?
Una de las incógnitas más importantes es cuánto dura la protección de las vacunas. ¿Durará más de un año? ¿Será factible vacunar a la población para erradicar la enfermedad o habrá que convivir con un virus que, con el tiempo, perderá su capacidad de saturar los sistemas sanitarios?

Para saber si una vacuna dura uno o dos años es necesario esperar uno o dos años. En esta ocasión, la urgencia con la que se han desarrollado estas vacunas lleva a que solo hayan pasado unos meses desde el comienzo de los estudios de fase III, en julio, en los que se estudia la eficacia de los fármacos.

Por tanto, todavía se desconoce si habrá que administrar dosis de refuerzo y cuánto durará la inmunidad. Esto llegará con los estudios epidemiológicos, que investigan la aparición de lo que se conoce como fallo vacunal, que ocurre cuando se agota la inmunidad conferida por estos fármacos.

Por ahora, un estudio publicado a comienzos de diciembre sugería que los niveles de anticuerpos activados por la vacuna de Moderna comienzan a descender ligeramente a los tres meses después de la administración.

Otra diferencia entre ambas vacunas es el momento en que empiezan a conferir protección. El medicamento de Pfizer-BioNTech comienza a proteger a los diez días de la primera administración, mientras que en el caso de Moderna no parece haber una respuesta tan rápida.

Dos vacunas de ARNm
Los fármacos de Moderna y Pfizer son vacunas de ARNm (ácido ribonucleico mensajero). El ARNm es una compleja molécula producida de forma natural en el organismo y que permite transcribir la información genética contenida en el ADN a proteínas con funciones muy diversas. Algunos virus, como el SARS-CoV-2, portan sus propias moléculas de ARNm para «piratear» a las células que infectan y lograr que produzcan más virus.

En el caso de las vacunas de Moderna y Pfizer, los científicos han creado una copia sintética de parte del ARNm del coronavirus para lograr que las células humanas produzcan una de sus proteínas, la proteína S o de la espícula, para activar y «entrenar» la respuesta inmunitaria. De esta forma, las células leen las instrucciones del ARNm y producen la proteína S, para que las defensas aprendan a reconocer esta parte del virus, antes de que se produzca la infección real. Las moléculas de ARNm inyectadas desaparecen rápidamente, sin afectar al ADN (que está en el núcleo, mientras que el ARNm está en el citoplasma de las células).

Las primeras vacunas de ARNm se han desarrollado en la última década y son muy prometedoras, porque son fáciles de adaptar a un nuevo patógeno y rápidas de producir. Tal como comentó anteriormente José Martínez Costas, investigador del CIQUS, este sistema «requiere una logística complicadísima para mantener la cadena de frío. Lo positivo es que es un sistema muy rápido, idóneo para responder ante una pandemia».