Ante ustedes un cuervo, un ser con consciencia

Por 28/09/2020 Portal

¿Qué es la inteligencia? ¿Es lo que miden los tests de coeficiente intelectual? ¿O es más bien una suma de cualidades muy diversas que contribuyen a la flexibilidad y la adaptabilidad del individuo? Si es más bien lo segundo, los cuervos son más listos que el hambre: planifican el futuro a partir de su experiencia, son tan buenos como los chimpancés a la hora de evitar ciertos impulsos, usan herramientas, guardan alimentos para la estación siguiente, usan comida para pescar y han demostrado su capacidad de reconocer rostros humanos.

Pero no solo eso. Un estudio publicado recientemente en «Science» ha concluido que los cuervos poseen consciencia primaria o sensorial. En concreto, tienen experiencias subjetivas, una capacidad que hasta ahora solo se había demostrado en primates. Este descubrimiento implica por una parte reconsiderar el origen de la consciencia y por otra las capacidades del pequeño cerebro de las aves.

«Los resultados de nuestro estudio inauguran una nueva forma de estudiar la evolución de la consciencia y sus constricciones neurobiológicas», ha explicado en un comunicado Andreas Nieder, director del estudio e investigador en la Universidad de Tubinga (Alemania).

La capacidad de percibirse a uno mismo
La consciencia es la capacidad de percibirse a uno mismo y al mundo que le rodea. En el caso del humano, también implica saber qué es lo que sabes y pensar en ese conocimiento (es lo que se conoce como consciencia auto-reflexiva y metacognición); depende del pensamiento abstracto y la volición, así como de la capacidad de acceder a una historia pasada y a unos planes futuros. Por último, según las teorías del biólogo Gerald Edelman, todo esto forma parte de lo que se conoce como consciencia secundaria.

Pero según este científico también existe una consciencia primaria, considerada como la forma más básica «auto-percepción», y que es exclusiva de primates. También se designa como consciencia sensorial, porque está determinado por la presencia de sensaciones subjetivas, que son aquellas que cambian ante la presencia de varios estímulos iguales y de la misma intensidad.

Pues bien, según las conclusiones obtenidas por el equipo de Andreas Nieder, los cuervos también han de estar en el selecto grupo de los primates, porque también tienen sensaciones subjetivas.

Cornejas entrenadas
Estos investigadores entrenaron a dos cornejas negras (Corvus corone) para poder examinar si sus sensaciones están influidas por alguna subjetividad. Para ello, enseñaron a las aves a señalizar con un movimiento de cabeza si percibían un estímulo visual en una pantalla, sobre ellas: cuando veían una luz, tenían que mover la cabeza para decir que sí, que habían visto algo; cuando no había tal luz, no movían la cabeza. En total, cada cuervo respondió a 20.000 señales a lo largo de docenas de sesiones.

Una corneja negra

BS Thurner Hof
Mientras las aves hacían estas pruebas, los científicos registraban su actividad cerebral con electrodos. En concreto, se fijaron en el momento transcurrido entre la percepción de la luz y su respuesta (mover o no mover la cabeza). De esta forma, observaron que cuando las aves decían que sí, la actividad de algunas neuronas se iniciaba, pero cuando decían que no, no había tal activación. De hecho este fenómeno era tan estable que la actividad de las neuronas les permitió predecir la respuesta del cuervo en cada ocasión.

La mayoría de las luces de las pantallas fueron fáciles de ver y los cuervos aprendieron a ser muy precisos. Sin embargo, los investigadores introdujeron estímulos situados en su umbral de percepción, o muy breves o muy tenues, para poner a las aves a prueba.

Subjetividad sin una corteza compleja
Si no hubiera experiencia subjetiva, los cuervos responderían igual ante estos estímulos dudosos de intensidad constante. Pero no fue así. Por eso, los resultados del equipo de Andreas Nieder muestran que las neuronas están «influidas por la experiencia subjetiva». O, lo que es lo mismo, que ellas mismas «producen experiencias subjetivas»: dan diferentes respuestas para un mismo estímulo.

Esto confirma que las experiencias subjetivas no son exclusivas del cerebro de los primates y que no están asociadas a una corteza cerebral como la suya, organizada en capas, frente a la de las aves, lisa. Esto abre dos escenarios, según Nieder.

Por una parte, es posible que la consciencia sensorial habría aparecido en especies tan distantes como cuervos y primates de forma independiente, por un mecanismo que en biología se conoce como evolución convergente (y que explica que insectos y aves tengan alas, de distinto origen, para una misma función).

Por otra parte, es posible que cuervos y mamíferos, animales cuyo último ancestro común existió hace 320 millones de años, compartan algún tipo de mecanismo que explique esta capacidad.

Tal como ha explicado en «Sciencealert.com» Martin Stacho, biopsicólogo de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, la arquitectura cerebral de palomas, búhos y mamíferos es sorprendentemente similar, en el nivel de pequeños circuitos cerebrales.

Si así fuera, esto implicaría que la consciencia sensorial o primaria (que permite que hayan experiencias subjetivas) es mucho más común entre mamíferos y aves de lo que se pensaba hasta ahora. Quedaría por resolver la pregunta de si algún animal, además del hombre, tiene consciencia secundaria y es consciente de que es consciente.