Así serán los siete minutos de terror en Marte

Por 14/02/2021 Portal

Después de un viaje de casi siete meses, la misión Mars 2020 de la NASA, con el rover Perseverance a bordo, aterrizará el próximo jueves en Marte con el ambicioso objetivo de buscar restos de vida antigua por primera vez. Con la cuenta atrás en marcha, la tensión es máxima en el centro de control de la agencia espacial estadounidense. Ingenieros e investigadores ultiman los detalles de la recta final y valoran una posible corrección de la trayectoria de la nave para elegir el punto de entrada atmosférico óptimo. Desde allí, el vehículo comenzará el descenso y se enfrentará a los llamados ‘siete minutos de terror’, el tiempo breve pero de vértigo que tardará en realizar unas complejas maniobras hasta posar sus huellas en el terreno. Cientos de cosas pueden salir mal y Perseverance tendrá que hacerlas de forma completamente autónoma, sin que los equipos en tierra sepan si ha tenido éxito hasta once minutos y medio después. Además, probará dos nuevas tecnologías nunca antes utilizadas en el planeta rojo.

Aterrizar en Marte es toda una hazaña. Solo el 40 por ciento de las misiones enviadas por cualquier agencia espacial lo han conseguido. El lugar elegido para el Perseverance, del tamaño de un automóvil pequeño y similar a su predecesor Curiosity, es el cráter Jezero. La extensión, de unos 50 km de diámetro, tiene un gran valor científico, ya que se cree que estaba cubierta por ríos y un lago hace 3.500 millones de años y, por tanto, reúne condiciones inmejorables para encontrar trazas de microorganismos, si es que alguna vez vivieron allí. Pero Jezero es un regalo envenenado para el rover. «Es fantástico para la ciencia, pero está repleto de peligros: rocas, pendientes, acantilados…», advierte Fernando Abilleira, subdirector de Operaciones de Vuelo en la Mars 2020.

Paracaídas y una grúa
Responsable de que todas las operaciones planeadas desde el lanzamiento hasta el aterrizaje se realicen con éxito, este ingeniero español afincado en California ya va por su tercer desembarco en Marte después del Curiosity (2012) y la plataforma InSight (2018) que estudia el interior del planeta. «Entraremos en la atmósfera a unos 20.000 km por hora y en menos de siete minutos el vehículo tendrá que decelerar a menos de 3 km por hora cuando llegue a la superficie», describe. Sabe que un mínimo error podría dar al traste con la misión nada más comenzar. «Todo tiene que funcionar exactamente como hemos planeado. Por poner un ejemplo, el vehículo cuenta con mas de 70 cargas pirotécnicas que se utilizan para desplegar o expulsar dispositivos. Si uno de ellos no funcionara, el descenso no se completaría », explica.

La secuencia está medida al milímetro. Unos 80 segundos después de entrar en la atmósfera, la temperatura exterior alcanzará los 1.300ºC, pero el rover lo soportará gracias a su escudo térmico protector. A medida que se produzca el descenso y para evitar desviarse de su curso, disparará pequeños propulsores.

El escudo térmico ralentizará la nave a menos de 1.600 km por hora. En ese momento, 240 segundos después de la entrada, a una altitud de 11 km y una velocidad de 1.512 km por hora, se abrirá un paracaídas supersónico de más de 21 metros de diámetro. Para ello, Perseverance empleará una nueva tecnología (Range Trigger) que calcula la distancia al objetivo de aterrizaje en vez de la velocidad de navegación, como se hizo con el Curiosity. «Permitirá reducir los errores en el aterrizaje en más de un 50%, apunta Abilleira.

El vehículo tomará fotos del terreno y las comparará con un mapa a bordo. Si no es seguro, se desplazará

Veinte segundos después, el escudo térmico se separará y caerá. El rover estará expuesto a la atmósfera de Marte por primera vez. Mientras su radar de aterrizaje rebota señales de la superficie para calcular su altitud, se activará otra nueva tecnología, la navegación relativa al terreno. «Este sistema utiliza unas cámaras que tomarán imágenes de la superficie. El rover las comparará con un mapa a bordo para determinar con exactitud dónde está durante el descenso y maniobrar de forma totalmente autónoma hacia un lugar que sea seguro para el aterrizaje», explica el ingeniero.

En ese momento, Perseverance caerá a 320 km por hora y deberá librarse del paracaídas y recorrer el resto del camino utilizando cohetes de diferentes etapas. Cuando alcance unos 2,7 km por hora, a 12 segundos de tocar el suelo y a unos 20 metros de altura, se iniciará una maniobra de ‘grúa aérea’, por la que el rover quedará suspendido por unos cables de unos 6,4 metros de largo. Mientras, dispondrá sus patas y ruedas para la posición de aterrizaje.

Tan pronto como el rover detecte que sus ruedas han tocado el suelo, cortará los cables que lo conectan a la etapa de descenso, que será liberará para caer a una distancia segura.

El ordenador del rover lo hará todo solo. No se sabrá si ha aterrizado con éxito hasta once minutos después

Los equipos en tierra recibirán la tranquilizadora señal de que todo ha salido bien con once minutos de retraso. Una serie de parámetros confirmarán el éxito y poco después llegará una imagen a baja resolución. También se grabarán sonidos.

Entonces, Perseverance se convertirá en el quinto rover de la NASA que se pasee por Marte. Con siete magníficos instrumentos científicos, buscará restos de vida microbiana antigua y recolectará muestras de roca para que sean traídas a la Tierra en futuras misiones. Además, su trabajo allanará el camino para que la humanidad pueda explorar otros mundos más allá de la Luna.