Colapsa el histórico telescopio de Arecibo

Por 01/12/2020 Portal

El histórico radiotelescopio de Arecibo no ha dado más de sí. La instalación, construida en Puerto Rico en 1963, ha colapsado después de que dos graves averías pusieran en serio peligro la integridad de su estructura.

La plataforma de 900 toneladas de peso, donde estaba instalados los receptores del observatorio, se ha desplomado sobre el plato reflector, de 305 metros, situado más abajo.

La noticia fue divulgada por las meteorólogas puertorriqueñas en la isla Ada Monzón y Deborah Martorell, en sus redes sociales, de fuentes de los empleados del observatorio. <blockquote class=»twitter-tweet»><p lang=»en» dir=»ltr»>The Arecibo Observatory collapsed. </p>&mdash; Prof. Abel Méndez (@ProfAbelMendez) <a href=»https://twitter.com/ProfAbelMendez/status/1333746829574496259?ref_src=twsrc%5Etfw»>December 1, 2020</a></blockquote> <script async src=»https://platform.twitter.com/widgets.js» charset=»utf-8″></script>

Estaba previsto que el observatorio fuera demolido de forma controlada debido al excesivo riesgo para los trabajadores que suponía su reparación.

El radiotelescopio de Arecibo fue el mayor del mundo hasta que en 2016 se inagurara el chino FAST, de 500 metros de diámetro. La gran estructura de 900 toneladas se sostenía en el aire sujeta por dos cables. Dicha plataforma estaba anclada a tres torres metálicas y suspendida encima del gran plato parabólico que actuaba como reflector.

Sin embargo, el 10 de agosto se soltó uno de los tirantes de la plataforma, que impactó con el plato situado más abajo y provocó una rotura de cerca de 30 metros. El 7 de noviembre, la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) ordenó reponer el cable dañado, pero antes de poder hacerlo, otro de los tirantes se soltó. Los informes de los ingenieros, pertenecientes al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, llevaron a la decisión de retirar el observatorio, por el alto riesgo de que la estructura colapsara durante las reparaciones.

Lo ocurrido ya había sido previsto. «El telescopio está en un serio riesgo de sufrir un colapso inminente y descontrolado», dijo en su día Ralph Gaume, director de la División de Ciencias Astronómicas de la NSF. «Según los informes técnicos, incluso los intentos de estabilizar o poner a prueba los cables podrían acelerar el fallo catastrófico. No pueden decir cuál es el margen de seguridad de la estructura, pero han avisado de que caerá en un futuro próximo por sí sola», explicó.

Los logros de Arecibo
Un triste final para un observatorio que ha estado funcionando durante 57 años y ha sido fundamental para varios importantes descubrimientos premiados con el Nobel. En 1964, permitió determinar con precisión el periodo de Mercurio, y pasarlo de 88 a 59 días. También hizo posible obtener las primeras evidencias de la existencia de las estrellas de neutrones, así como del descubrimiento del primer púlsar binario y del púlsar de giro más rápido.

En 1989, ayudó a obtener la primera imagen directa de un asteroide y llevó a descubrir el púlsar PSR B1257+12, que más tarde hizo posible el hallazgo de los primeros exoplanetas. El radiotelescopio de Arecibo ha permitido trazar mapas de la distribución de hielo en las regiones polares de Mercurio, el hallazgo de moléculas prebióticas en galaxias lejanas y la detección de violentos estallidos de energía.

Defensa planetaria
Además de eso, en 1974 se envió el Mensaje de Arecibo, una transmisión de radio con la finalidad de comunicarse con extraterrestres, y dirigida al cúmulo globular Messier 13, a 25.000 años luz de distancia, y que definió un patrón de píxeles. En este tiempo, también ha sido una de las fuentes de datos de los proyectos de búsqueda de vida exterrestre. Esto, y su aparición en la novela «Contact», del astrónomo y divulgador Carl Sagan, lo hizo bastante popular entre el público.

Arecibo también era especialmente valioso por su papel en la defensa planetaria, el hallazgo y seguimiento de asteroides que podían acercarse demasiado a la Tierra, un trabajo que, según dijo a Space.com Anne Virkki, quien lidera el equipo de radar planetario en el observatorio, «no es fácilmente reemplazable por otras instalaciones e instrumentos existentes».