Detectan una nave de la NASA en ruta de colisión con la Tierra antes de su destrucción

Por 02/09/2020 Portal

Con el permiso de las megaconstelaciones de satélites, que cubren el cielo con sus siluetas metálicas, varias redes de vigilancia rastrean el firmamento en busca de cuerpos peligrosos para la Tierra: «rocas» espaciales de varios metros de diámetro que pueden explotar o deshacerse en la atmósfera o, en algunos casos, llegar a provocar daños en tierra.

El pasado 25 de agosto el «Sistema de última alerta de impacto terrestre de asteroides», de la Universidad de Hawái, y el Catalina Sky Survey, dependiente de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA, alertaron de la presencia de un pequeño objeto en ruta de colisión con la Tierra.

Después del avistamiento, los científicos llevaron a cabo cálculos de precisión de la órbita en el Centro de Estudio de Objetos Próximos a la Tierra, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, y los contrastaron con el instituto homólogo de la Agencia Espacial Europea (ESA). De esta forma, se confirmó la naturaleza de dicho objeto.

Así concluyeron que no se trata de un asteroide, sino de una pequeña nave espacial lanzada por la NASA hace 56 años. Su nombre es «Orbiting Geophysics Observatory 1» (OGO-1), un satélite que, según confirmó la NASA, se volatilizó este sábado a las 22.44 (hora española), creando una lluvia de restos humeantes (aquí puedes ver cómo ocurrió).

Destrucción del satélite GO-1, el pasado 29 de agosto

B. Levionnois (Société d’Astronomie de Tahiti / l’Association Proscience) and P. Jenniskens (NASA / SETI Institute
El OGO-1 era un satélite de 487 kilogramos que ha estado fuera de servicio desde 1971. Desde entonces ha perdido altura y ha estado acercándose a la Tierra inexorablemente, hasta que las capas menos densas y más altas de la atmósfera comenzaron a hacerle perder velocidad, por medio del rozamiento. Gracias a la atmósfera, el aparato acabó destruido y se estrelló de forma segura en el vasto océano Pacífico, a 160 kilómetros al sureste de Tahití.

La nave comenzó a funcionar en 1964, cuando alcanzó su órbita sobre el Ecuador. Fue uno de los cinco satélites de su serie diseñados para estudiar el campo magnético, la atmósfera del planeta y la meteorología espacial.

Después de recoger datos durante cinco años, se puso fin a su trabajo en noviembre de 1969, y se retiró del servicio en noviembre de 1971.

La reentrada en la atmósfera es el procedimiento habitual para poner los satélites fuera de servicio y disminuir el problema de la basura espacial, por el que el «arsenal» de cachivaches y restos lanzados durante décadas ponen en riesgo las misiones espaciales.