El chico de la Gran Dolina era una niña

Por 17/03/2021 Portal

El chico de la Gran Dolina es uno de los fósiles más emblemáticos de la sierra de Atapuerca, en Burgos. Perteneciente a la especie Homo antecessor, de unos 800.000 años de antigüedad, sus restos fueron descubiertos durante una excavación en 1994. Desde entonces se le ha considerado un varón, pero un nuevo análisis de sus dientes ha revelado que, en realidad, se trata de una niña. La pequeña tenía entre 9 y 11 años cuando murió y sufrió un acto de canibalismo.

La investigación, publicada en la revista ‘Journal of Anthropological Sciences’, ha sido dirigida por Cecilia García Campos, del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (Cenieh). No es la primera vez que se conoce el sexo de un Homo antecessor. Un análisis de las proteínas en el esmalte del diminuto fragmento de un diente, más pequeño que una uña, ya reveló el año pasado que pertenecía a un individuo masculino. Sin embargo, este dato se desconocía en los dos fósiles más famosos de estos homínidos, hallados en el nivel TD6 de Gran Dolina: el individuo H1, a partir del cual se definió la propia especie, y el H3, el conocido hasta ahora como el chico de la Gran Dolina en referencia al título del libro de divulgación de José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento de Atapuerca.

Como el estudio de las proteínas supondría la destrucción de los fósiles, García Campos decidió abordar el problema de otra manera. Primero, realizó un análisis de los tejidos dentales de una muestra de la población actual y logró asignar, con un 92’3% de acierto, el sexo de cada individuo. Los fósiles de H1 y H3 fueron analizados de forma inocua con microtomografía computarizada, que permitió hacer una reconstrucción en 3D de los dientes y observar la dentina, el volumen de las raíces, el esmalte y otros detalles. Los resultados mostraron diferencias comparables a las que se observan entre los hombres y mujeres actuales. Esto permitió al equipo afirmar con un alto grado de seguridad que H1 fue un varón -algo que los investigadores ya sospechaban por su tamaño y otras características-, mientras que H3 dio la gran sorpresa: fue probablemente una fémina. El chico de la Gran Dolina se convertía así en la chica de la Gran Dolina.

De esta niña solo conocemos una cara parcial y un fragmento del hueso frontal, aunque es habitual que aparezca en las fotos junto con una mandíbula hallada en 2003, la cual, curiosamente, se considera muy probablemente del sexo femenino. Los investigadores estiman que tenía entre 9 y 11 años cuando murió. Como esos individuos antiguos se desarrollaban antes, sus características, como su altura y sus proporciones corporales, serían comparables a las de una niña de 12 o 13 años del siglo XXI. La especie superaba el 1,65 como media.

Canibalismo
Lo que sí se conoce muy bien es cómo terminó su historia. Sus restos, como los de H3 y otros individuos del nivel TD6 de Gran Dolina, muestran claramente que fueron víctimas de un acto de canibalismo. «Es el caso de canibalismo más antiguo mejor documentado», afirma Bermúdez de Castro, quien, sin embargo, está convencido de que esta práctica ya era común mucho antes. En los restos óseos de la niña se aprecian «los golpes, las roturas, las marcas de descarnado cuando quitan el músculo…», enumera.

Quienes cometieron esta atrocidad (al menos desde nuestro punto de vista) no lo hicieron por hambre. «El clima era muy bueno, mejor que el que tenemos ahora en Burgos, había mucha agua y mucha fauna que proporcionaba comida en abundancia», señala el paleontropólogo. Los dientes de la niña y de otros individuos de su especie no registran marcas ni cicatrices que puedan ser señales de hambruna. «Tampoco era un ritual -continúa-, ya que los restos se dejaron de cualquier manera».

Los investigadores se plantearon dos hipótesis para explicar por qué esta joven había sido devorada por sus congéneres. La primera, que se tratara de dos especies diferentes, «lo que lo convertiría en un caso de depredación, como cuando un león se come a una gacela, pero esto es muy improbable», dice Bermúdez de Castro. A su juicio, lo más probable, es que solo hubiera una especie, Homo antecessor, y que, por ejemplo, un grupo rival llegara al lugar, los matara y los devorara. No porque pasaran hambre, sino por una cuestión cultural».

A Bermúdez de Castro no le da gran importancia a que su chico de la Gran Dolina sea ahora una chica. «No me afecta en nada. Tengo tres hijas y un hijo y los quiero a todos igual. Un día empecé a sospechar: ¿y si fuera femenino? Pues ha resultado que sí. Me da lo mismo, me encantan las niñas también».