La misión Mars 2020 de la NASA se ha propuesto hacer historia en Marte de muchas maneras: después de grabar por primera vez un aterrizaje en el Planeta Rojo y enviar vídeos sobre la superficie de nuestro vecino, el siguiente reto será demostrar que la tecnología humana es capaz de hacer volar un helicóptero en otro mundo. Así, Ingenuity está llamado a ser el primer vehículo aéreo que intentará emular la proeza de los hermanos Wright -de hecho, transporta en su interior un pequeño fragmento de aquel primer avión-, pero en otro planeta diferente. Un capítulo que, si todo va según lo previsto, ocurrirá el próximo domingo de madrugada, si bien la confirmación de que todo ha salido bien (o mal), incluidas imágenes y vídeos, tendrá lugar a primera hora de la mañana (9.30 hora española) del próximo lunes.
«Días antes de aquel 17 de diciembre de 1903, los hermanos Wright llevaron a cabo algunas pruebas que salieron mal. Pero ellos aprendieron de todo aquello y al final nadie ha cuestionado su éxito. Esto también será una prueba de vuelo con la que aprenderemos muchas cosas. Ocurra lo que ocurra», afirmaba MiMi Aung, la responsable del proyecto Ingenuity en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, durante una rueda de prensa previa celebrada este viernes. A pesar de esta afirmación, Aung aseguraba que su equipo «confía en el éxito» de las operaciones, ya que los primeros datos de Ingenuity marchan según las expectativas. Además, los informes sobre el clima marciano para los próximos días, claves para que los ingenieros den el visto bueno final al despegue del helicóptero, parecen bastante buenos (con vientos de unos 6 metros por segundo, por debajo de los 11 m/s hasta los que aguanta la aeronave).
Las maniobras concretas
Está previsto que en su viaje inaugural de este domingo (el primero de una serie de pruebas que se alargarán durante 30 días marcianos o 31 terrestres) Ingenuity despegue, se alce 3 metros sobre el suelo, permanezca ahí durante 30 segundos y después descienda de nuevo. Aunque parezca algo sencillo, en realidad volar en Marte es toda una proeza: además de los vientos, su atmósfera es delgada (alrededor del 1% de la densidad de la atmósfera de la Tierra) y sus heladas noches pueden afectar a los sistemas de la aeronave. Además, no podrá ser controlado directamente por los ingenieros del JPL, sino que, debido a los retrasos en las comunicaciones con la Tierra, las órdenes deberán enviarse con mucha anticipación, y los datos regresarán mucho después de que se produzca cada vuelo (de ahí que las confirmaciones se produzcan el lunes y no el domingo, cuando se realizan los vuelos). Aún así, Ingenuity posee gran autonomía para poder tomar sus propias decisiones durante las operaciones, que de salir bien, se irán complicando al sumar tiempo en el aire y distancia recorrida.
De momento, el helicóptero ha sido capaz de superar sus primeras pernoctaciones y los últimos test indican que las aspas, que tendrán que girar mucho más rápido de lo que lo harían en la Tierra para conseguir elevar sus 1,8 kilogramos de peso, funcionan según lo previsto. «Estamos nerviosos pero también ilusionados porque sabemos que el equipo ha hecho un buen trabajo y los primeros datos nos hacen confiar en el éxito», afirmaba por su parte Tim Canham, jefe de operaciones de Ingenuity.
Estas operaciones allanarán el camino para futuras misiones que incluirán vehículos voladores robóticos avanzados, recopilarán imágenes de alta resolución desde el aire y examinarán los sitios que son difíciles de alcanzar para los rovers. «Y quién sabe si la próxima vez que llevemos un dron a Marte estará dirigido directamente por un humano sobre la superficie del Planeta Rojo», afirmaba Aung. El primer paso para ese momento, este domingo.