Félix Rodríguez de la Fuente, el hombre al que obedecían los lobos

Por 14/12/2020 Portal

En este 2020 hace 40 años que nos dejó en accidente de aviación el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente. Nos dejó con las botas puestas, en pleno rodaje, en Alaska, diez años después de publicar la Enciclopedia Fauna, libro de ciencias naturales escrito en español más publicado de todos los tiempos, gracias entre otras cosas a la cobertura que desde ABC se dispensó a su lanzamiento.

Félix ni estaba ni se le esperaba. Cayó en picado sobre la España de la época, como sus queridos halcones, y en medio de la carencia de libertades, consiguió lo que nunca jamás volvió a lograr el ecologismo en nuestro país, porque gracias a él no hizo falta: derogar leyes anticientíficas para el exterminio de animales, protegiendo así a las aves rapaces y el lobo, al tiempo que sentar las bases de un fructífero proteccionismo ambiental de utilidad para la conservación de enclaves como Doñana, Daimiel, Muniello, Isla de la Cabrera, Montejo, etc., que llega hasta nuestros días. El efecto sorpresa de su aparición creo que fue una de las claves de su éxito, algo que a él mismo le sucedió cuando contempló aquel picado de halcón que tantas veces reconoció como determinante en su vocación profesional.

Pero pesa a mi entender sobre la memoria del Dr. Rodríguez de la Fuente un olvido tan lamentable como injusto, y bueno es que se intente reparar aquí, en ABC, uno de los diarios más importantes de la historia de España, pues precisamente en él fue donde Félix comenzó su actividad como escritor. Que se haga en 2020, después de cuarenta años de su partida y de cincuenta de la publicación de su más famosa obra escrita, parece un momento muy adecuado. El olvido al que me refiero es el de considerar al Dr. Rodríguez de la Fuente tan sólo como el mejor divulgador científico de la historia española. Como trataré de exponer en las próximas líneas, Félix fue además un científico de primer nivel especializado en etología, una ciencia que trata de la conducta animal, incipiente en la época en la que él comenzó su actividad profesional. Científico sí, ortodoxo en los principios, aunque ciertamente heterodoxo en las formas. Porque propio de científicos es la generación de conocimiento novedoso, y en etología el Dr. Rodríguez de la Fuente generó conocimiento novedoso a nivel mundial.

Féliz Rodríguez de la Fuente con un lobo

Archivo
Me estoy refiriendo a sus estudios sobre el comportamiento del lobo ibérico (
Canis lupus signatus
). Nadie hasta él había conseguido descifrar los códigos de conducta de tan preciado animal, entonces amenazado de extinción en España, con sus parientes próximos extinguidos en el resto de Europa, y que no desapareció de nuestro país precisamente por la actividad de Félix y la magnífica cobertura que en 1967 le brindó esta casa a través de la revista Blanco y Negro, permitiéndole dar a conocer al gran público los hallazgos de sus extraordinarios experimentos. Apenas había entonces media docena de científicos en todo el mundo que hubieran dicho algo acerca del comportamiento de los cánidos en general, o de algunas especies de lobo distintas a la española en particular. Félix llegó a la etología antes que nadie en España, gracias a sus profundos conocimientos de cetrería, arte en el que tan importante es conocer la psicología de halcones y azores. Y lo hizo llevado por su admiración a uno de los padres de dicha disciplina científica, Konrad Lorenz, ganador del Premio Nobel en 1973 precisamente por sus experimentos sobre el comportamiento de los animales. Lorenz, que se carteó con el Dr. Rodríguez de la Fuente, médico como él, llegó a prologar la versión alemana de la Enciclopedia Fauna y a manifestar por escrito su admiración por los experimentos de etología de Félix con el lobo ibérico.

Fueron tres los maravillosos artículos en los que Blanco y Negro permitió a Félix contarnos lo más relevante del resultado de sus extraordinarios experimentos con el lobo ibérico, artículos que formaron parte de una serie que Blanco y Negro denominó Fauna Ibérica, en los que ABC dio la alternativa a nuestro magnífico naturalista para que se diera a conocer por escrito al gran público. En los artículos ‘Cómo llegué a ser jefe de una manada de lobos’ (22-4-1967), ‘El código de las fieras’ (29-4-1967) y ‘El fin de un antagonismo histórico’ (6-5-1967) fue en los que contó en exclusiva mundial el resultado de su experimento, todo ello gracias a la correcta aplicación de la difícil técnica etológica conocida como troquelado o impregnación (del inglés imprinting) descubierta por el Dr. Lorenz, en virtud de la cual un animal recién nacido separado de sus progenitores reconoce en la persona que lo cuida uno más de su especie. Así Félix, como pionero mundial de la aplicación de dicha técnica en lobo, pudo observar en directo el comportamiento de una manada de lobos ibéricos recién nacidos la mayor parte de ellos, que fue rescatando del exterminio gracias a sus enlaces rurales. En los artículos dio cuenta de la jerarquización y ritualización extrema de la conducta de los lobos ibéricos, así como de su nobleza y enorme compañerismo, algo que, unido a la extraordinaria cobertura fotográfica de Blanco y Negro logró concienciar a la población española de la necesidad de proteger a dicho animal, hasta el punto de hacer pasar al lobo ibérico de alimaña a extinguir a especie cinegética y por tanto sujeta a una caza controlada, lo que evitó su desaparición. Además Félix no ahorró elogios para la persona que más le ayudó en la consecución de sus logros científicos con los lobos, que sería su más destacada ayudante de zoología y que llegaría a ser su esposa: Marcelle Genevieve Parmentier, una auténtica pionera en la España de la época.

Y como si de un ensayo literario se hubiese tratado, el contenido de los resultados publicados en los mencionados artículos de Blanco y Negro pasaron a formar parte ya en los años 70 del Capítulo 81 de Enciclopedia Fauna donde, ayudado de los extraordinarios dibujos de Josechu Lalanda y en un tono más científico, repasaba la situación de las diversas especies de lobo a nivel mundial, lo más relevante de los datos emitidos al respecto por los zoólogos del momento, así como las pautas de comportamiento del lobo ibérico y la medida en la que dichas actitudes confirmaban lo que otros científicos relevantes habían descrito en estudios sobre otras especies de lobo llevados a cabo con anterioridad, ninguno de los cuales se había interesado por el lobo ibérico ni utilizado además la novedosa técnica del troquelado. Félix se llamó a sí mismo etólogo en este capítulo de Enciclopedia Fauna, y no parece exagerado que lo hiciera ya que entonces llegó a impartir como profesor universitario dicha asignatura en la Facultad de Veterinaria de Madrid, y a participar en el 1 Congreso Mundial de Etología celebrado en la capital de España, invitado por el Prof. Carlos Luis de Cuenca y González de Ocampo.

La habilidad para comprender el comportamiento animal adquirida de manera autodidacta en su dilatada experiencia de cetrero, unida a los estudios de psicología realizados durante su licenciatura de medicina, añadidos a todo lo que otro médico como él, el Premio Nobel Konrad Lorenz padre de la etología, impidió la desaparición del lobo ibérico, algo que se consiguió gracias a la magnífica ocasión brindada por Blanco y Negro para publicar el resultado de tan interesantes estudios científicos realizados por Félix Rodríguez de la Fuente, convirtiéndose de este modo ABC en el medio de comunicación pionero en España del ecologismo científico, ese que tan maravillosamente practicó a lo largo de toda su carrera el Dr. Rodríguez de la Fuente.

Marcelle Parmentier jugando con dos lobos – Archivo
Marcelle Genevieve Parmentier, ayudante de excepción y esposa
Nada podría haber logrado en etología el Dr. Rodríguez de la Fuente sin la ayuda de su esposa, Marcelle Genevieve Parmentier, que participó como ayudante de investigación altamente cualificada en los experimentos realizados con los lobos ibéricos, aportando soluciones muy creativas a las dificultades encontradas durante la cría de los lobeznos. Félix reconocería de manera pormenorizada esta indispensable aportación en los magníficos artículos en Blanco y Negro que Marcelle fue una auténtica pionera femenina en etología. Antes de que esta asignatura se llegase a impartir en las universidades españolas, asumió activamente tareas de investigación en los experimentos de impregnación o troquelado que Félix llevó a cabo sobre el lobo ibérico, así como en los estudios de jerarquización de la manada, cuyos resultados publicó en Blanco y Negro en tres espectaculares reportajes, en los que se incluyeron fotografías que plasmaron el trabajo de marcelle, además de su elegancia y su belleza.

Alfonso Vicente Carrascosa Santiago es científico en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del CSIC.