La inmunidad contra el Covid-19 dura al menos seis meses

Por 19/01/2021 Portal

Las personas que se han recuperado del Covid-19 han demostrado inmunidad frente al virus, pero saber durante cuánto tiempo se prolonga esa resistencia preocupa mucho a la comunidad científica. Un nuevo estudio elaborado por la Universidad de Rockefeller en Nueva York (EE.UU.) ofrece esperanza al concluir que, seis meses después de la infección, los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 no solo siguen actuando contra el coronavirus sino que son mejores y más potentes a la hora de combatir las versiones mutadas. Y los investigadores creen que el sistema inmunológico podría defenderse incluso durante más tiempo.

El equipo de Michel Nussenzweig, inmunólogo en Rockefeller y autor principal del trabajo, reclutó a 149 personas que se habían recuperado de la enfermedad durante el apogeo de la pandemia en Nueva York, momento en el que se contabilizaban 10.000 casos por día y los hospitales de la ciudad estaban saturados. Los investigadores tomaron muestras de sangre de los voluntarios y buscaron células inmunes que produzcan anticuerpos protectores, aquellos que bloquean su entrada a las células. Su objetivo era estudiar a qué parte del virus debían apuntar las vacunas o utilizar esos anticuerpos como modelos para un nuevo fármaco.

En junio, los científicos informaron en «Nature» que un mes después de la infección los 149 participantes tenían anticuerpos que combaten el coronavirus. Además, detectaron dos anticuerpos excepcionales que, combinados en un cóctel, parecían proteger a los ratones del Covid-19 y daban buenos resultados en macacos.

A finales de agosto, el equipo volvió a tomar muestras de sangre de 87 de los 149 voluntarios originales para saber si los anticuerpos seguían allí seis meses después. En efecto, allí estaban, aunque los niveles habían disminuido. En algunos casos, en más del 50 por ciento, lo cual es algo normal en las infecciones. Pero lo que más llamó la atención de los científicos, cuyas novedades vuelve a publicar «Nature», fueron los niveles de linfocitos B, también llamados células B de memoria, de los participantes, que se mantuvieron estables. Estas células inmunes recuerdan los patógenos que han visto y producen nuevos anticuerpos cuando los mismos enemigos vuelven a aparecer.

Cada célula B de memoria contiene instrucciones genéticas para producir anticuerpos. Cuando el equipo examinó estas células en seis participantes de su estudio anterior, descubrió que habían sido capaces de detectar mutaciones genéticas que alteraban los anticuerpos que producían. Los nuevos anticuerpos eran más potentes que los originales y se adherían mejor al SARS-CoV-2 o a variantes del mismo creadas en el laboratorio. Es decir, con el tiempo el sistema inmunológico de los pacientes seguía fortaleciéndose.

En los intestinos
Para saber si el coronavirus se estaba escondiendo en alguna parte, los inmunólogos decidieron echar un vistazo a los intestinos, un lugar, como los pulmones, cubierto de células que el virus puede invadir. Examinaron biopsias de siete individuos que habían superado la enfermedad y encontraron rastros virales. Nussenzweig cree posible que los anticuerpos muten en respuesta al antígeno viral residual escondido en los intestinos de las personas.

Los investigadores reconocen que aún no saben si estos restos virales tienen alguna relevancia clínica -por ejemplo, si los síntomas son más persistentes-, pero sí creen que la presencia continua y la evolución de las células B de memoria sugieren que las personas que ya han sido infectadas pueden producir rápidamente potentes anticuerpos neutralizantes ante una reinfección.