Las sonrisas, incluso forzadas, te hacen sentir mejor

Por 17/08/2020 Portal

El optimismo está de moda. Abundan los libros de autoayuda que defienden el valor de lo positivo y que abogan por ponerle buena cara al mal tiempo, muchas veces sin recordar la importancia de la tristeza u otras emociones normalmente vistas como negativas, porque producen dolor. Dado que estas emociones también cumplen una función, para algunos psicólogos, como Susan David, esa imposición de lo positivo es una forma estupenda de no lleguemos a sentirnos felices.

Ahora, una investigación ha propuesto una nueva forma de llamar al optimismo y ver las cosas de forma positiva: forzar la sonrisa. Un estudio publicado esta semana en la revista «Experimental Psychology» ha demostrado que sostener un lápiz con los dientes y estirar la cara en una sonrisa lleva a la mente a evaluar de forma más positiva los gestos y los movimientos de otras personas.

«Cuando tus músculos dicen que eres feliz —ha dicho en un comunicado Fernando Marmolejo-Ramos, primer autor del trabajo— tienes más tendencia a ver el mundo de tu alrededor de una forma positiva».

En concreto, los investigadores han concluido que la actividad muscular de la cara altera la actividad de reconocer expresiones faciales y movimientos corporales en los demás, y lleva a que sean evaluados de forma más positiva.

Esquema que muestra cómo sostuvieron el lapicero los participantes en el estudio – Daniela Álvarez, 2020

Creen que eso tiene implicacioens importantes para la salud mental, especialmente ahora, en un momento en que la pandemia y la crisis económica están impulsando los casos de ansiedad y depresión.

«Hemos descubierto que cuando practicas las sonrisas forzadas estimulas la amígdala —uno de los centros de las emociones en el cerebro— liberando neurotransmisores que potencian un estado emocional positivo», ha añadido Marmolejo-Ramos.

Por ese motivo, los científicos han comentado que creen que las sonrisas puedan emplearse pra «potenciar la salud mental».

Para llegar a estas conclusiones, los autores le pidieron a unos participantes que evaluaran cuán felices eran las imágenes, mientras sostenían un lapicero entre sus dientes, y apoyado sobre la comisura de sus labios. De esta forma, se les presentaron imágenes que iban de un ceño fruncido a una sonrisa, y de personas caminando de forma abatida o feliz.

«En resumen, los sistemas sensoriales y motores están entrelazados a la hora de procesar los estímulos emocionalmente», ha dicho Marmolejo-Ramos. Por eso, «la aproximación de «fíngelo hasta que lo consiguas» —un aforismo inglés según el cual al mostrar confianza, competencia y optimismo se llegan a alcanzar esas virtudes— puede ser más cierta de lo que esperábamos».