En estos años estamos viendo la ampliación de la robótica del campo industrial –aplicada, por ejemplo, en la fabricación de automóviles– al área asistencial o colaborativa, centrada en las personas. En un futuro próximo, los robots que alimentan, o que nos ayudan a limpiarnos o a vestirnos, serán objetos cotidianos. Su desarrollo abre un abanico de nuevos retos, tanto éticos como matemáticos.