La vida del biólogo Miguel Delibes de Castro está ligada a Doñana. Llegó hace cinco décadas a la joya de los parques nacionales, dirigió durante doce años la estación que estudia sus amenazados ecosistemas y ahora preside su consejo de participación. Vallisoletano de 75 años y primogénito del novelista homónimo, ha tenido que cantarle las cuarenta a los parlamentarios andaluces por poner en marcha un plan para legalizar los pozos irregulares que secan el espacio natural. Y también es un abuelo que nos atiende justo antes de ir a recoger al colegio a la mayor de sus dos nietas.