La demencia se puede prevenir en parte porque hay circunstancias sobre las que sí se puede actuar, pero hay factores que no podemos modificar. El principal es la edad. A partir de los 65 años aumenta el riesgo de demencia, y eso no se puede cambiar. Otro factor muy importante es el sexo: las mujeres tenemos más riesgo de padecer alzhéimer, por ejemplo. Y además están los factores genéticos que tampoco podemos modificar: se sabe, por ejemplo, que las personas que portan uno o los dos alelos 4 de la apolipoproteina E (APOE) tienen entre 2 y 3 veces más riesgo de padecer alzhéimer. Hay otros factores genéticos asociados a las demencias muy tempranas como el llamado “alzhéimer familiar”, que aparece en personas más jóvenes y que aproximadamente representan un 1% de las demencias, y que tienen una genética bien definida.