Los cuatro astronautas estadounidenses, dos rusos y un alemán que en estos momentos viven juntos a 400 kilómetros sobre la Tierra en la Estación Espacial Internacional (ISS) pueden convertirse en las víctimas colaterales más inesperadas de la guerra en Ucrania. Y también el lanzamiento de futuras misiones espaciales desde el cosmódromo de Kourou, en la Guayana Francesa.