El Sol es una enorme bola de gas y fuego que se formó hace millones cuando una gran nube de gases se juntó en un punto por efecto de la gravedad. A continuación, la temperatura se incrementó rápidamente debido a la gran cantidad de materia que había en un espacio muy pequeño. Si atendemos a la composición química solar, hay dos elementos básicos: hidrógeno y helio . El primero representa el 75% de masa y el helio el veinticinco por ciento restante. En términos de volumen, el hidrógeno supone más del 91% del total, mientras que el helio representa apenas el 8.7%. En el núcleo más calor Vayamos ahora con su estructura. El Sol , a pesar que desde la tierra tan solo vemos la capa exterior ( fotosfera ), tiene tres partes perfectamente definidas: la más interna es el núcleo, cubierta por la zona radiactiva y una más externa, denominada zona de convección. En el núcleo solar existe una presión diez veces mayor que la existente en el centro de la Tierra y se encuentra a una temperatura de quince millones de grados centígrados. Allí se produce el calor gracias a una reacción termonuclear o de fusión, provocada por la conversión de hidrógeno en helio. La energía producida durante ese proceso escapa hacia el exterior y pasa a través de la zona radiactiva. Durante este proceso la temperatura desciende a dos millones de grados centígrados. En la capa más externa –área convectiva- la temperatura se reduce a unos 6.000 ºC y el calor se transmite por convección, no por radiación termal. Finalmente, el calor se difunde en forma de fotones a través del espacio, llegando hasta la Tierra. Dado que nuestro planeta recorre una órbita elíptica alrededor del Sol se podría pensar a priori que las temperaturas serían más elevadas cuanto más cerca estuviésemos del sol y más bajas cuanto más alejados nos encontremos, pero no es así. La clave la tiene la inclinación La excentricidad de la órbita que dibuja nuestro planeta en su recorrido alrededor del Sol es pequeña, aproximándose bastante a un círculo. De esta forma la distancia que nos separa de nuestra estrella pasa de unos 152 millones de kilómetros, en el punto más alejado (afelio), a en torno a 146 millones, en el más cercano (perihelio). El perihelio sucede en torno al 4 de enero y el afelio hacia el 4 de julio, en otras palabras, cuando la Tierra está más cerca del sol es invierno en el hemisferio norte. Para entender por qué sucede esto hay que tener presente que, además, del movimiento traslacional la Tierra se comporta como un giroscopio, es decir, tiene un movimiento sobre su propio eje que sucede cada 24 h, con una inclinación de 23,5 grados respecto al plano de su órbita. Este aspecto es fundamental para conocer por qué en verano hace más calor, ya que si el eje terrestre no estuviese inclinado no existirían las estaciones y recibiríamos todos los días la misma cantidad de radiación; por el contrario, si el eje estuviese totalmente horizontal tendríamos seis meses de oscuridad y seis meses de luminosidad. Cuando el eje terrestre está inclinado hacia el Sol recibimos más radiación solar, ya que los rayos inciden de una forma más perpendicular, esto es lo que sucede en el hemisferio norte durante los meses de verano, curiosamente cuando la Tierra está más alejada del Sol. En el hemisferio sur, evidentemente, sucede a la inversa. MÁS INFORMACIÓN noticia Si La era de la ciencia tranquila: por qué no aparece un nuevo Einstein noticia No Hallan una nueva forma de hielo con propiedades de agua sólida y líquida simultáneas Ahora bien, ¿qué ocurre en el ecuador? Allí se recibe luz solar directa y constante, existiendo muy poca variabilidad en relación a la duración del día y a la temperatura a lo largo de todo al año. SOBRE EL AUTOR pedro gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.