Si hace unos 630 millones de años alguien hubiera podido ver la Tierra desde el espacio, se habría encontrado con una gran bola blanca . Ni mares ni continentes eran visibles, tapados por una gruesa capa de hielo de medio km de grosor que se extendía de polo a polo de forma prácticamente uniforme. Con una temperatura media de 50 grados bajo cero, aquellos hielos globales permanecieron durante más de diez millones de años, dando lugar a un fenómeno que se ha repetido por lo menos dos veces en la historia del planeta. No en vano los geólogos se refieren a esos eventos como ‘Tierra bola de nieve’, y el de hace 630 millones de años fue el más reciente de los que se conocen. ¿Pero cómo pudo resistir la vida en aquellas condiciones? La respuesta ha sido, hasta ahora, un misterio para los científicos. Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Geociencias de Wuhan, en China, y recién publicado en ‘Nature Communications’ introduce, sin embargo, la idea de que aquella gran glaciación global pudo no haber abarcado toda la superficie del planeta. Noticia Relacionada estandar Si Así contribuyeron los monjes medievales a la vulcanología moderna José Manuel Nieves El estudio de antiguos textos ha permitido fechar con precisión las erupciones volcánicas que desencadenaron la Pequeña Edad de Hielo en Europa La evidencia geoquímica de rocas antiguas, en efecto, sugiere que amplias zonas de mar abierto podrían haber quedado libres de hielo y haber persistido al norte del Trópico de Cáncer, una región que anteriormente se consideraba demasiado fría para albergar vida durante este período. «Había una zona habitable», afirma Shuhai Xiao, geobiólogo de la Universidad Estatal de Virginia y coautor del nuevo trabajo. Y probablemente fue «más ancha de lo que se pensaba». Dudas razonables Otros científicos no lo tienen tan claro. Las simulaciones climáticas, de hecho, tienen serios problemas para modelar un ecuador sin hielo durante los períodos de Tierra bola de nieve. Introducir la posibilidad de que hubiera una parte del océano al descubierto «hace que esto sea realmente difícil de tragar», dice Paul Hoffman, geólogo de la Universidad de Harvard y pionero en la hipótesis de la Tierra Bola de Nieve. Desde la pasada década de 1960, los modelos climáticos han demostrado que es posible que se produzcan ‘congelamientos planetarios’ a partir de un simple ciclo de retroalimentación. Cuando bajan las temperaturas, los casquetes polares se expanden, reflejando la luz del Sol y creando más enfriamiento. Si el hielo logra extenderse hasta unos 30° o 40° de latitud, aproximadamente donde se encuentra hoy el norte de África, el clima global entra en un ciclo de congelación desbocado y los glaciares terminan cubriendo todo el planeta en unos pocos cientos de años. Dos Tierras bola de nieve El registro geológico indica que la Tierra ha experimentado al menos dos de estos gélidos períodos. El más reciente se conoce como la Edad de Hielo de Marinoan, hace entre 654 millones y 635 millones de años. La vida se limitaba entonces a los océanos y las criaturas grandes aún tenían que evolucionar, pero los fósiles muestran a las claras que los eucariotas microscópicos, como las algas, vivieron tanto antes como después del episodio. Dichos organismos requieren luz solar y agua abierta, dice Xiao. Por eso, «debemos imaginar algún tipo de refugio donde estas algas puedan sobrevivir». Estudios anteriores ya demostraron que las corrientes impulsadas por tormentas pudieron haber circulado abiertamente en mares poco profundos durante aquella era gélida, aunque gran parte de la evidencia sigue siendo ambigua. Para estudiar las condiciones durante este período, Xiao y sus colegas examinaron una delgada capa de pizarra oscura encontrada en el Bosque Nacional Shennnongjia, en el sur de China y que data de la Edad de Hielo de Marinoan. Los investigadores creen que esa capa de esquisto se originó a partir de lodo oceánico rico en minerales que se depositó en latitudes medias, quizás entre 30° y 40° norte. Pero Xiao y su equipo no sólo descubrieron que el esquisto no estaba repleto de fósiles de algas, sino también de compuestos de nitrógeno. Una gruesa capa de hielo habría aislado los océanos de la atmósfera, impidiendo que el oxígeno entrara en sus aguas. Pero los compuestos de nitrógeno se encontraron en niveles similares a los de los océanos modernos, lo que sugiere aguas bien oxigenadas y en las que el nitrógeno y el oxígeno podían interactuar libremente. Estos resultados apuntan a que el área de la que procede el esquisto podría no haber estado cubierta de hielo y ser, por tanto, una morada segura en la que los organismos fotosintéticos pudieron prosperar. De ser cierto, sería necesario cambiar las simulaciones climáticas para encontrar la forma de mantener un océano abierto durante aquellos largos períodos de hielo global. Los detractores de la idea, como Hoffman, siguen pensando que es mucho más probable que los fósiles de algas microscópicas se refugiaran en pequeñas piscinas poco profundas de agua dulce formadas directamente sobre los glaciares. Hoy en día, estas piscinas aparecen en las capas de hielo polar y brindan cobijo a los microbios adaptados al frío. Según este investigador, todas las algas modernas descienden de especies de agua dulce, lo que sugiere que las que vivían en los mares fueron eliminadas durante los períodos de la Tierra Bola de Nieve y tuvieron que volver a evolucionar después para regresar al océano. «No veo la supervivencia como un problema -sentencia Hofman- ni este artículo lo resuelve». Aunque también sería posible una solución intermedia, en la que todos tienen una parte de razón. De hecho, podría haber habido un lapso de tiempo en el que incluso el ecuador se congeló y las criaturas vivientes se vieron obligadas a entrar en las piscinas glaciales. Pero ese intervalo pudo no haber durado todo el periodo glacial. MÁS INFORMACIÓN noticia No La mayor explosión del Universo noticia No Así fue cómo las hormigas conquistaron el mundo Los geólogos saben que la capa de esquisto oscuro proviene del Marinoan, pero no está claro exactamente en qué momento se formó dentro de aquella edad de hielo. Tal vez las rocas sean testigos de los últimos días de la era, una época en la que las capas de hielo ya habían comenzado a retirarse, una perspectiva con la que Xiao y sus colegas están de acuerdo.