El aparentemente diminuto lago Crawford, a las afueras de Toronto (Canadá), es insólito. Los vecinos de la zona suelen acudir a pasear al perro y a comer sus célebres tortitas con sirope de arce, pero no es un lugar especial por eso. El lago parece pequeño, con apenas 250 metros de punta a punta, pero esconde una extraordinaria profundidad de 24 metros. Es lo que técnicamente se conoce como un lago meromíctico: sus aguas superficiales no se mezclan con las de su fondo, que permanece imperturbado desde hace siglos. Los sedimentos procedentes de la atmósfera se acumulan cada año en el lecho como las capas de una lasaña. Un equipo internacional de científicos ha anunciado este martes que el lago Crawford es el lugar del mundo donde mejor se aprecia el inicio, alrededor de 1950, de una potencial nueva época geológica: el Antropoceno.