Así fue cómo las hormigas conquistaron el mundo

En el campo, en cualquier jardín o parque urbano, en las grietas del cemento y a menudo incluso dentro de casa… Las hormigas están, literalmente, por todas partes. Excepto en la Antártida, donde aún no se ha detectado su presencia, existen más de 14.000 especies conocidas de hormigas repartidas por el mundo. Los investigadores estiman que hay más de cuatro billones de hormigas individuales en la Tierra, y que su biomasa conjunta es similar a la de los seres humanos, a pesar de que cada hormiga pesa unos 35 millones de veces menos que una persona… Sin embargo, y a pesar de su abundancia, las hormigas guardan un secreto: nadie había conseguido averiguar cómo evolucionaron para lograr extenderse por todo el planeta. Ahora, en un nuevo estudio recién publicado en la revista ‘ Evolution Letters ‘, un grupo de científicos afirma haber encontrado la respuesta. Usando una combinación de fósiles, ADN y datos sobre las preferencias de hábitat de las especies modernas, los investigadores han logrado reconstruir cómo las hormigas y las plantas han evolucionado juntas durante los últimos 60 millones de años. De hecho, descubrieron que cuando las plantas con flores se extendieron fuera de los bosques, las hormigas las siguieron, poniendo en marcha la evolución de las miles de especies que viven en la actualidad. Noticia Relacionada estandar No Cuestión de tamaños: la vida en la Tierra prefiere a los individuos más grandes y a los más pequeños José Manuel Nieves Un sorprendente estudio revela que la biomasa de nuestro planeta se concentra en los dos extremos del espectro de tamaños «Cuando miras a tu alrededor -explica Matthew Nelsen, autor principal del estudio-, puedes ver hormigas en casi todos los continentes, ocupando una multitud de hábitats diferentes, e incluso distintas dimensiones de esos hábitats: algunas hormigas viven bajo tierra, otras viven en las copas de los árboles. Estamos tratando de entender cómo pudieron diversificarse a partir de un único ancestro común para ocupar todos estos espacios». 140 millones de años de historia Los científicos saben desde hace tiempo que tanto las hormigas como las plantas con flores (llamadas angiospermas) surgieron hace unos 140 millones de años y se extendieron rápidamente por una amplia variedad de hábitats. Pero Nelsen y sus colegas querían algo más: encontrar pruebas de que los mecanismos evolutivos de los dos grupos estaban estrechamente conectados. Para encontrar ese vínculo, los investigadores compararon los climas en los que hoy viven 1.400 especies de hormigas modernas, incluyendo datos sobre temperatura y precipitaciones. Después combinaron esta información con una reconstrucción a escala temporal del árbol genealógico de las hormigas, basada en información genética y fósiles conservados en ámbar. Muchos comportamientos de las hormigas, como dónde construyen sus nidos y en qué hábitats viven, parecen estar profundamente arraigados en los linajes de sus especies, hasta el punto de que los científicos pueden hacer conjeturas bastante buenas sobre la vida de las hormigas prehistóricas basándose en sus parientes modernos. Al combinar esos datos con información similar sobre las plantas, el mundo de las primeras hormigas quedó al descubierto. Una historia compartida Hace unos 60 millones de años, las hormigas vivían principalmente en los bosques y construían sus nidos bajo tierra. «Pero alrededor de este tiempo -dice Nelsen-, algunas de las plantas de estos bosques evolucionaron para exhalar más vapor de agua a través de pequeños agujeros en sus hojas; hicieron que todo el lugar fuera mucho más húmedo, por lo que el medio ambiente se volvió más como una selva tropical». En este ambiente, algunas de las hormigas comenzaron a mover sus nidos desde el subsuelo hacia los árboles. Y no fueron las únicas, ya que animales como ranas y serpientes, junto a otras plantas, también se trasladaron a los árboles en la misma época, ayudando a crear nuevas comunidades arbóreas. Después, algunas de las plantas con flores que vivían en estos bosques comenzaron a ‘emigrar’, extendiéndose hacia afuera, avanzando poco a poco hacia regiones más áridas y adaptándose en el camino para prosperar en condiciones más secas. El trabajo de Nelsen y su equipo sugiere que, al mismo tiempo, algunas de las hormigas las siguieron. Las plantas podrían haber proporcionado un incentivo para las hormigas en forma de alimento. «Otros científicos -Dice Nelsen- han demostrado que las plantas en estos hábitats áridos estaban desarrollando formas de ‘fabricar’ alimento especialmente para las hormigas, incluyendo cosas como los eleosomas, que son como apéndices carnosos en las semillas». Algo muy útil para las plantas, ya que cuando las hormigas toman las semillas para obtener los eleosomas, ayudan a dispersarlas. En su artículo, los investigadores afirman que mostrar cómo las plantas ayudaron a dar forma a la evolución y propagación de las hormigas es especialmente importante a la luz de las crisis climáticas y de biodiversidad a las que nos enfrentamos en la actualidad. MÁS INFORMACIÓN noticia No Caballos, nativos americanos y el Imperio español: la historia no contada que ahora revela la genética noticia No ‘Jurassic Park’ se vuelve a equivocar: el tiranosaurio rex tenía labios y no se le veían los dientes «Este estudio -concluye Nelsen- muestra el importante papel que juegan las plantas en la configuración de los ecosistemas. Los cambios en las comunidades de plantas, como los que vemos como consecuencia del cambio climático histórico y moderno, pueden afectar a los animales y a otros organismos que dependen de estas plantas».