Se llama Wolf 1069 b, está a 31 años luz de la Tierra y podría ser lo que los astrónomos andaban buscando, un planeta similar a la Tierra en el que es posible la vida. Los análisis llevados a cabo por un equipo dirigido por Diana Kossakowski, del Instituto Max Planck de Astronomía, en Heidelberg, describen con todo detalle las características de este nuevo mundo, justo en medio de la zona habitable de su estrella, la enana roja Wolf 1069. La zona habitable es la distancia orbital que permite que un planeta reciba de su estrella la cantidad justa de calor para que en su superficie pueda haber agua en estado líquido. En un artículo publicado en ‘Astronomy & Astrophysics’ , los investigadores explican que Wolf 1069 b tiene una masa similar a la de la Tierra, que se trata muy probablemente de un planeta rocoso y dotado de una atmósfera. Lo cual lo convierte en uno de los pocos mundos conocidos lo suficientemente parecidos al nuestro como para buscar en ellos signos de actividad biológica. Noticia Relacionada estandar No El sucesor del James Webb que puede hallar vida en otro planeta Judith de Jorge La NASA planea el Observatorio de Mundos Habitables (HWO), un nuevo gran telescopio espacial para rastrear firmas biológicas en 2040 Se conocen ya más de 5.000 planetas fuera de nuestro Sistema Solar, pero apenas una docena de ellos tienen una masa similar a la terrestre y se encuentran en la zona habitable de sus estrellas. Ahora, Wolf 1069 b se añade a esa exclusiva lista. En relación a la mayoría de los exoplanetas conocidos, la Tierra es un objeto pequeño, y detectar mundos de tamaño similar en la inmensidad del espacio es una tarea complicada. Como parte del proyecto Cármenes, Diana Kossakowski y su equipo han utilizado en su estudio un instrumento especialmente concebido para buscar mundos potencialmente habitables. El instrumento está instalado en el Observatorio de Calar Alto, en Almería. «Cuando analizamos los datos de la estrella Wolf 1069 -explica Kossakowski -, descubrimos una señal clara y de baja amplitud de lo que parece ser un planeta de aproximadamente la masa de la Tierra. Orbita alrededor de la estrella en 15,6 días a una distancia equivalente a una quinceava parte de la separación entre la Tierra y el Sol». Según el estudio, la superficie de la estrella Wolf 1069 es relativamente fría y, por lo tanto, aparece de color naranja rojizo. «Por eso -prosigue la astrónoma-, la llamada zona habitable se desplaza hacia el interior». A pesar de estar muy cerca de su estrella, el planeta Wolf 1069 b recibe sólo cerca del 65% del calor que la Tierra recibe del Sol. Pero esa proximidad puede tener otra consecuencia: el bloqueo de su rotación a causa de las fuerzas de marea gravitatoria de la estrella. En otras palabras, igual que sucede con la Luna y la Tierra, el nuevo planeta siempre muestra la misma cara a su estrella. La consecuencia es que en la mitad iluminada de Wolf 1069 b siempre es de día, mientras que la otra mitad vive una noche eterna. La importancia de una atmósfera En el caso de que Wolf 1069 b sea un mundo desnudo y rocoso, su temperatura media sería de menos 23 grados centígrados, incluso en la cara que siempre mira hacia la estrella. Demasiado frío para albergar vida. Pero los investigadores creen que es muy probable que el planeta haya desarrollado una atmósfera, en cuyo caso su temperatura podría ser mucho más alta, hasta los 13 grados, tal y como muestran las simulaciones de modelos climáticos. Y en esas circunstancias podría existir agua líquida en la superficie, lo que implica la existencia de condiciones favorables para la vida tal y como la conocemos. La atmósfera, además, también protegería a Wolf 1069 b de la radiación de alta energía y de las dañinas partículas procedentes tanto de la estrella como del espacio interestelar, capaces de destruir cualquier posible biomolécula. Una radiación demasiado intensa también puede eliminar la atmósfera de un planeta, como sucedió con Marte. Pero como enana roja, Wolf 1069 emite solo una radiación relativamente débil. Por lo tanto, dice el estudio, es posible que se haya conservado una atmósfera en el planeta recién descubierto. Incluso es posible que exista un campo magnético que lo proteja de las partículas cargadas del viento estelar. A una distancia de apenas 31 años luz, Wolf 1069 b es el sexto planeta de masa terrestre más cercano a la zona habitable alrededor de su estrella anfitriona. Y pertenece por tanto a un pequeño grupo de objetos, como Próxima b y Trappist-1 e, que son candidatos para la búsqueda de firmas biológicas. Algo que, sin embargo, sigue estando, por ahora, más allá de las capacidades de la investigación astronómica. MÁS INFORMACIÓN noticia No Así planea una empresa privada ‘resucitar’ al dodo noticia No ¡Sorpresa! Hace 125.000 años, los neandertales podían cazar elefantes el doble de grandes que los actuales «Probablemente – señala Kossakowski- aún tendremos que esperar para esto». Puede que el Telescopio Espacial James Webb sea capaz de aportar nuevos datos. Y más adelante, también el Extremely Large Telescope (ELT), actualmente en construcción en Chile, podría estudiar la composición de las atmósferas de esos planetas prometedores y, quizá, incluso detectar evidencia molecular de vida.