Investigadores españoles crean las primeras ‘gasolineras marcianas’

La tecnología humana ya ha llegado a Marte: desde hace dos décadas, tenemos varios rovers estudiando su superficie, además de naves que orbitan y estudian constantemente el Planeta Rojo desde el espacio. El siguiente paso será llevar a la primera persona a pisar sus áridos y helados desiertos. Una proeza que la NASA asegura que conseguirá en la próxima década (si bien hay quien dice que lo logrará antes, como el siempre polémico Elon Musk). Uno de los principales escollos de estos viajes es el repostaje o dónde las naves espaciales se surtirán de energía para sus estancias (y su regreso). Sin embargo, encontrar el combustible dejará de ser un problema cuando esté lista la primera gasolinera para cohetes que el centro tecnológico vasco Tekniker ya está desarrollando en colaboración con la Universidad de Cantabria.

El proyecto, bautizado como Hisru, es un prototipo que permite crear combustible utilizando los recursos disponibles en Marte. El elemento más abundante en la atmósfera del planeta rojo es el CO2 y la propuesta de estos investigadores vascos pasa por aprovechar ese gas para convertirlo en el metano que servirá de combustible a los cohetes espaciales. «La reacción química se consigue utilizando las aguas grises; es decir, las que desechan los astronautas al ducharse o al lavarse los dientes, a modo de catalizador», explica Borja Pozo, coordinador del sector espacial de Tekniker.

El proyecto se engloba en lo que en exploración espacial se conoce como utilización de recursos in situ. El objetivo de esta línea de investigación es buscar fórmulas para que las misiones espaciales puedan producir sus propios suministros, utilizando los materiales disponibles en otros planetas o en el propio espacio. Resulta especialmente útil cuando las misiones se alargan. Además, al no tener que enviar todos los suministros desde la Tierra, se consigue abaratar los costes de los viajes espaciales.

«Al final para desarrollar colonias en otros planetas hay que conseguir utilizar los recursos de esos lugares; no se pueden mandar todos los suministros desde la Tierra», explica Pozo. En ese sentido la gasolinera espacial que proponen no podría ser más provechosa. No sólo se surte del CO2 presente en el 95% de la atmósfera de Marte; además, permite reciclar el agua que desechan los humanos en sus misiones espaciales. «De esta manera se potenciará la reutilización de los recursos existentes», añade.

Proyecto pionero
La idea de esta gasolinera marciana surgió en enero de este año. Los investigadores presentaron su propuesta a través del canal para proyectos novedosos que tiene la Agencia Espacial Europea y lograron convencer a sus responsables. Tanto es así, que ahora la entidad financia el 100% de los trabajos. «En Tekniker tenemos diferentes proyectos relacionados con el espacio y conocemos bien las necesidades que puede haber en el sector», destaca Pozo.

En la actualidad, los investigadores trabajan contrarreloj para desarrollar un primer prototipo «que tiene que estar listo para el verano de 2023». Uno de los procesos críticos es dar con los materiales idóneos para diseñarlo. Además de construir un artefacto capaz de adecuarse a las condiciones climáticas de Marte, también tiene que ser operativo, fácil de integrar con las reacciones químicas, y de costes asequibles para el proyecto. Para ello, están utilizando la técnica «magnetrón sputterin», que permite crear nanoestructuras muy precisas.

«Buscar fórmulas para crear combustible en el espacio también era un proyecto prioritario para la NASA», explica Pozo. Sin embargo, al menos por el momento, no les consta que ningún otro grupo de investigación esté desarrollando una gasolinera parecida, por lo que confían en que su prototipo suponga un antes y un después en los viajes al espacio.

Reducir el cambio climático
Esta investigación además, podría tener una utilidad mucho más terrícola. Al fin y al cabo, su propuesta pasa por reciclar el CO2 de la atmósfera, con lo que aplicado en entornos de alta contaminación, podría convertirse en un aliado para reducir el cambio climático. «Serviría para aportar información y ayudar en la descarbonización de la atmósfera de la Tierra».

Para Pozo, existe una aplicación evidente en entornos industriales. Propone instalar su dispositivo en las chimeneas de las fábricas más contaminantes. De esta manera, se conseguiría recoger parte del dióxido de carbono que emiten y convertirlo en otro tipo de elemento menos contaminante. Además, también permitiría reutilizar las aguas que desecha la industria, que se utilizarían, como en el caso de las gasolineras espaciales, para propiciar la reacción química.

Borja Pozo propone instalar su dispositivo en las chimeneas de las fábricas más contaminantes y recoger parte del diósico de carbono que emiten para convertirlo en otro tipo de elemento menos tóxico

En la actualidad, Borja y su equipo están ya realizando las primeras pruebas de materiales. «Lo importante es probarlo todo por separado y luego ver que funciona el conjunto», explican.

Estas primeras pruebas se están realizando en las cámaras de vacío que tienen en sus instalaciones y en las que han conseguido recrear al milímetro las condiciones climáticas del planeta rojo, incluyendo el «polvo marciano que se mete por todas partes».

Sus previsiones pasan por lanzar un dispositivo «completamente operativo» en pocos años. Y aunque aún hay que resolver otras cuestiones técnicas para que por fin los humanos pisen el Planeta Rojo, si el proyecto no se tuerce, conseguir combustible para excursiones marcianas podrá dejar de ser un problema en pocos meses.