El cerebro humano está diseñado para buscar la armonía absoluta y cada una de sus neuronas tiene un ritmo. Esto hizo que, desde el origen, la gente actuase de una manera organizada. El caos no convence y, sin que la persona ni siquiera se dé cuenta, el cerebro sublima errores y trata de alcanzar, cueste lo que cueste, la sincronía. Por eso, al mirar un espectáculo de danza, el público siente cierta alegría. “Es brutal, sí. La sincronía transmite muchas sensaciones a tu cerebro. Genera sentimientos positivos”, asegura Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología y miembro del Consejo Español del cerebro. Eugénie Bataille, actriz de comedia musical en Montreal (Canadá) que ha estudiado esto desde que es una niña y es ahora coreógrafa en París, confirma esta experiencia. “Oír seis voces distintas que se funden en una sola pone la piel de gallina. Es increíble. La comedia musical es el arte mismo de la sincronía”, testifica.