Desde hace al menos una década, la cantidad de luz artificial que alumbra las noches ha ido aumentando casi un 10% al año. La contaminación lumínica apenas deja ver ya las estrellas y le está complicando el trabajo a los astrónomos. Entre los animales, las luciérnagas macho ya no encuentran a las hembras en las zonas cercanas a las ciudades y hay peces que emergen acercándose a la playa de las zonas turísticas creyendo que ya es de día. Pero, más allá del valor estético de contemplar un cielo estrellado, ¿cómo afectan las luces de la noche a la salud humana?