La vida en la ciudad ha tenido, históricamente, una serie de beneficios para el crecimiento y el desarrollo de los niños y adolescentes frente al entorno rural. En 1990, los niños urbanos eran unos centímetros más altos que los rurales en casi todos los países del mundo, excepto en los de renta alta, donde esta brecha suponía menos de un centímetro de diferencia. Una investigación publicada este miércoles en Magazine Nature con datos de 194 países entre 1990 y 2020 muestra que en las últimas tres décadas esta diferencia se ha visto reducida y, en el caso de los países más desarrollados, casi difuminada. En España, los niños de los pueblos han crecido un centímetro en los últimos treinta años y han alcanzado a los de la ciudad. En el caso de las niñas españolas, las que viven en el medio rural incluso han superado a las del urbano y miden once milímetros más.