“Y entonces, ¿las hembras qué?”, exclama la bióloga Patricia Brennan recordando lo que sintió al ver por primera vez el pene del pato pequinés. Esta especie forma parte del escaso 3% de las aves que cuenta con pene para la cópula, mientras que el resto se limitan a besarse con sus cloacas. Mide hasta 20 centímetros, proporcionalmente gigantesco, y en forma de espiral; aquel pene dejó estupefacta a Brennan. “Casi me caigo de la silla, era como un tentáculo enorme. ¿Qué es este órgano tan raro? E inmediatamente mi pregunta fue ¿y las hembras? ¿En dónde va este pene horripilante?”, recuerda entre risas. Nadie se había hecho esa pregunta a pesar del amplio conocimiento que se tenía sobre el pene de los machos.