Obsessive-compulsive disorder: what happens in the brain of a person with the 'disease of doubt'

Hay una enfermedad condicionada siempre por la incertidumbre, por el desasosiego y el recelo tras la toma de cualquier decisión. En el argot médico, lo llaman trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y se caracteriza por un patrón de miedos y pensamientos no deseados (obsesiones), que provocan comportamientos repetitivos (compulsiones). Los rituales y los actos reiterativos modulan la vida. Es la enfermedad de la duda: ¿y si la llave del gas se ha quedado abierta? ¿Y si la puerta de casa no está bien cerrada? Esa desconfianza lleva a realizar comprobaciones constantes y conductas que pueden limitar el día a día. La comunidad científica lleva años tratando de descifrar qué provoca en el cerebro de las personas con TOC esas obsesiones y compulsiones, cómo y por qué ocurre, y aunque queda muchas preguntas por resolver, algunos estudios ya señalan a que una parte del problema está en un desajuste en la conectividad cerebral. Un estudio publicado este martes en la revista Nature Communications abunda en esta idea y sugiere que un desequilibrio en los niveles de dos neurotransmisores (glutamato y GABA) en dos áreas concretas del cerebro puede ser la base de los comportamientos compulsivos.

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