El tercer coloquio científico del ciclo Ciencia En Movimiento que impulsa CILAC abordará este miércoles un nuevo paradigma sobre educación que debería asumir la ciencia en todos los niveles de aprendizaje para poder enfrentar los desafíos que existen en la región
Este miércoles 14 de octubre se llevará a cabo el tercer encuentro abierto y gratuito de un total ocho que componen la serie “Ciencia en movimiento”, que el Comité Organizador de CILAC lleva a cabo el segundo miércoles de cada mes desde el pasado agosto, enfocado a cubrir temas de ciencia, tecnología, innovación y sociedad en América Latina y el Caribe. Para octubre, el encuentro pondrá foco en abordar los desafíos relacionados con la educación y la ciencia, y todas aquellas prácticas de aprendizaje innovadoras que América Latina y el Caribe tienen el potencial de explotar para consolidar su desarrollo.
Estos nuevos espacios ofrecen la oportunidad de intercambiar en primera persona, mano a mano y en vivo con destacadas figuras del entorno regional e internacional de las ciencias. Está dirigido a que los actores vinculados con la agenda política de ciencia, tecnología e innovación (CTI) de toda la región puedan enriquecerse de un espacio de intercambio de alto nivel. En esta oportunidad, el panel estará constituido por: Melina Furman, Eduardo Sáenz de Cabezón y José Escamilla, junto a Darío Grenni, nominado entre los 50 mejores maestros del mundo.
Algunos de los retos de la sociedad que la ciencia debería asumir como propios tienen que ver, por ejemplo, con atender el crecimiento de la población, con la urgencia de asegurar un desarrollo sustentable, la satisfacción de necesidades básicas insatisfechas y las aspiraciones de los que serán cinco mil millones de pobres en el mundo en menos de veinte años, además del aprovisionamiento de empleos frente a los cambios tecnológicos, entre otros. Pero en América Latina y el Caribe, considerada como la región más inequitativa del mundo donde se requiere un fuerte desarrollo científico-tecnológico para ayudar a contrarrestar la creciente miseria, se reporta un reducido nivel de atención en ciencia, y el poco que existe se estima que está centrado sólo en grupos minoritarios de población, agravando así la inequidad.
La educación científica dentro del ciclo de educación obligatoria debe asegurar, entonces, aprendizajes de calidad a todos sus estudiantes. Sin embargo, esto no sucede. El escenario de la región muestra claramente que, en los distintos niveles del sistema educativo, la propuesta académica no alcanza este ideal y, además, la manera en que se presenta el conocimiento científico tampoco incita a que los jóvenes despierten su interés por aprender sobre la temática, por lo que no se impulsa las vocación científica entre los jóvenes.
Es por esto que se requiere una transformar profundamente la educación científica: definir qué se debe enseñar, a quiénes y cómo hacerlo. Es necesario pensar en nuevas propuestas curriculares, en una formación de educadores de ciencias transformadora y reconocer que el aprendizaje científico debe ampliar sus fronteras y tender puentes entre aulas y escenarios no formales. El problema excede los contextos escolares; se trata de una cuestión educativa, científica, social, cultural y ética que, debido a su impacto en las posibilidades de desarrollo de cada país debería ser ubicada en la agenda política y estratégica para ser considerada con la prioridad que la misma requiere.
Durante el tercer coloquio de CILAC se espera, entonces, que los panelistas aborden estas cuestiones, identificando los desafíos concretos que visualizan para la promoción de la educación en ciencias, así como ofreciendo recomendaciones de acción para decisores políticos, ecosistemas educativos, docentes y centros de investigación.
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