Hace 150 años, un farmacéutico prusiano apellidado Kowalewski encontró una flor atrapada en ámbar cerca de la laguna del Vístula, en lo que hoy es óblast de Kaliningrado, Rusia. Entonces, el botánico Robert Caspary la caracterizó, asignándola al género Stewartia, al que pertenecen apenas 20 especies de plantas actuales. De ahí que la llamaran Stewartia kowalewski. Ahora, dos investigadoras han redescubierto el ejemplar en un cajón de un instituto científico berlinés. La aplicación de la ciencia moderna ha permitido datar con relativa exactitud el espécimen e identificar a qué tipo de plantas pertenecía la flor más grande conservada en el ámbar.