Controlar el discurso de odio en internet es uno de los mayores desafíos de esta era de la información. Nadie lo niega, pero tampoco se sabe cómo hacerlo de manera efectiva. Por ejemplo, eliminar a quienes diseminan contenidos tóxicos es una de las alternativas escogidas por algunas plataformas; ahora, un estudio llevado a cabo internamente por Facebook, con 26.000 de sus usuarios, muestra que excluir a los líderes de las comunidades extremistas es una forma eficiente de desmantelar el discurso de odio en las redes sociales, sobre todo a largo plazo. La eliminación de un centenar de cuentas de ese tipo tuvo un gran impacto porque negar el altavoz a los miembros principales conduce a la mejora de la red en general.