“No le baja la fiebre” es la concatenación de cinco palabras que más veces escucha cualquier pediatra durante su ejercicio profesional. Considerada en los seres humanos como la temperatura de 38°C o más, ha sido siempre el caballo de batalla de la salud infantil. También el quebradero de cabeza de cada vez más madres y padres. Pese a ser parte fundamental de nuestro sistema de defensa frente a las infecciones, con frecuencia bajar la fiebre se considera el objetivo a batir, incluso por prescripción facultativa. Pero esa tendencia está cambiando. Hoy en día, la mayoría de especialistas en salud infantil insisten en que no hay que bajar a toda costa la fiebre (que está ahí para ayudar), sino tratar el malestar que pueda producir en niñas y niños.