Los amantes de ‘Los Simpson’ recordarán que en el capítulo ’30 Minutes Over Tokyo’ la familia amarilla se desplazó hasta el país nipón. Allí Homer compró una sandía cuadrada por el módico precio de 150 dólares. La verdad es que no es una extravagancia de los guionistas, que todo podría ser, porque las sandías cúbicas aparecieron en 1978. Fue entonces cuando el diseñador gráfico Tomoyuki Ono facilitó su distribución al cultivar el fruto en moldes acrílicos y de cristal de forma que limitaran su desarrollo hacia esa forma geométrica. La razón de esta singularidad no era oponerse al lenguaje matemático de la naturaleza, sino dar una solución a los problemas logísticos que planteaba la industria alimentaria. Noticia Relacionada estandar No ¿Por qué tenemos cinco dedos… y no cuatro o siete? Pedro Gargantilla Los linajes evolutivos con más dedos acabaron por extinguirse para dejar paso a los miembros pentadáctilos Ahora bien, el sistema nipón tiene sus limitaciones gastronómicas, ya que al no permitir a la sandía madurar la fruta resulta un tanto insípida. Una coraza que protege un tesoro Si echamos un vistazo rápido al frigorífico descubriremos que la mayoría de nuestras frutas tienden a la esfericidad, no solo la sandía, también la naranja, la ciruela, el kiwi, el melocotón, las uvas, las moras… Atendiendo a su origen los frutos pueden ser simples, que se desarrollan de un solo pistilo; complejos que se originan del ovario y de otra parte de la flor; y agregados, que son los que se generan de varios pistilos, como la frambuesa y la mora. Y es que el mundo vegetal incluye una enorme diversidad de plantas. Si prestamos atención a las plantas que pueblan nuestros parques y jardines encontramos angioespermas (en griego gimnos hace referencia a lo desnudo, a lo que no tiene protección) y gimnospermas. La angioespermas hicieron su aparición durante el Cretácico, hace unos 130 millones de años, y desde entonces se han diversificado de forma asombrosa por todo el planeta. En la anatomía vegetal de estas plantas encontramos estambres, pistilos y demás estructuras reproductoras que acabarán dando lugar a los frutos. Buscando el ahorro energético Un fruto es un revestimiento que protege a las semillas de las plantas de factores externos y que les brinda el alimento necesario para mantenerse vivas hasta que llegue el momento de la germinación como una nueva planta. Los frutos también sirven de alimento a algunos animales, los cuales serán embajadores del proceso de diseminación de las semillas, depositándolas en la mayoría de los casos a buena distancia de la planta progenitora. Por eso las frutas tienen que ser verdaderamente atractivas a los ojos de los animales, sus clientes y «amigos». Ahora bien, ¿por qué la naturaleza ha elegido la forma esférica para proteger la semilla? ¿Por qué no son, por ejemplo, cúbicas? La verdad es que, desde el punto de vista biológico, la esfericidad tiene muchas ventajas. Si pensamos en un área fija ‘A’ somos capaces de encerrar en ella un mayor volumen si esa superficie tiene forma de esfera que si es cúbica, dicho de otra forma, con esta última se necesitaría más cáscara para encerrar la misma cantidad de pulpa. De alguna forma la naturaleza eligió la opción esférica porque supone un ahorro energético, las angioespermas tienen que producir menor cantidad de cáscara para realizar la misma función. MÁS INFORMACIÓN noticia No ¿Por qué los neumáticos son negros? noticia No ¿Por qué los ladrillos son rojos y tienen agujeros? En el caso de que haya habido frutas paralepípedas a lo largo de la historia de la biología, que es una opción poco probable, sus linajes fueron extinguidos en aras de un ahorro energético. Y es que las matemáticas son el lenguaje abstracto en el que se expresa la naturaleza buscando la eficiencia.
