Pablo Quílez llegó a San Diego hace mes y medio. Este físico zaragozano de 31 años, con experiencia en universidades de Madrid y Hamburgo, comenzó una estancia posdoctoral de tres años en la prestigiosa Universidad de California, una de las instituciones públicas más importantes de Estados Unidos. Quílez aterrizó casi directamente en una de las huelgas académicas más grandes vistas por el país. Unos 48.000 trabajadores académicos, casi el 18% de la facultad, se han sumado a la protesta que exige mejores sueldos y condiciones parar vivir. “Me sorprende que hay estudiantes de doctorado que viven en sus coches o que pagan el 85% de sus salarios en renta. Los alquileres están por las nubes y los salarios son de miseria”, cuenta por teléfono Quílez, quien forma parte de la huelga.