Un estudio publicado esta misma semana en ‘Nature Astronomy’ ha puesto cifras a un problema del que muchos llevan tiempo hablando: el creciente número de satélites en órbita está arruinando, cada vez más, las observaciones astronómicas de los principales observatorios del mundo, entre ellos el popular Telescopio Espacial Hubble, que resulta ser uno de los más afectados. El Hubble orbita alrededor de la Tierra a unos 593 kilómetros de altura y ha captado imágenes espectaculares del Universo desde su lanzamiento en 1990. Pero ahora, el veterano telescopio tiene que competir con miles de satélites artificiales que cruzan su campo de visión, generando destellos y rayas que arruinan sus fotografías. El estudio, dirigido por el astrónomo Sandor Kruk, del Instituto Max Planck para la Física Extraterrestre, analiza más de 100.000 imágenes tomadas por el Hubble entre 2002 y 2021, y ha encontrado que el 2,7% de todas ellas están afectadas por el problema. Las constelaciones de satélites en órbitas bajas, dicen los autores en su artículo, «están creando una amenaza creciente para las observaciones astronómicas». Es decir, que de no hacer algo, ese porcentaje seguirá aumentando. Noticia Relacionada estandar Si El espectacular impacto de la nave DART en un asteroide, captado por el Hubble en time-lapse ABC Ciencia Hora a hora, las imágenes muestran cómo se dispersaron los escombros de Dimorphos tras el éxito de la misión De hecho, desde 2021 SpaceX y otras compañías han lanzado al espacio miles de satélites más, y para finales de esta misma década su número se habrá multiplicado exponencialmente. En 2021, la fecha hasta la que llega el estudio, la constelación Starlink estaba formada ‘solo’ por unos 1.500 satélites, pero SpaceX planea expandir el tamaño de la flota hasta 42.000. Sumada esta cifra a los objetivos revelados por otras grandes empresas, entre ellas Amazon, y gobiernos de todo el mundo, antes de 2030 se lanzarán más de 430.000 nuevos satélites. Imágene del Hubble en la que aparecen rayas o brillos causados por el paso de satélites NASA, ESA, Sandor Kruk/HST A pesar de que el 2,7% del total de las fotos pueda parecer poco, el estudio revela que, al segmentar las fechas, los porcentajes aumentan. Así, si sólo se consideran las imágenes tomadas por el Hubble entre 2009 y 2020, las afectadas llegan al 3,7%, y si sólo se tienen en cuenta las de 2021, el porcentaje crece hasta el 5,9%, un aumento que, según los investigadores, corresponde a Starlink. Por eso, el artículo predice que el porcentaje de imágenes arruinadas por el brillo o el paso de satélites frente a las cámaras del Hubble puede llegar fácilmente, en los próximos años, al 30 %. «Las observaciones afectadas por los satélites artificiales pueden volverse inútiles para la investigación científica -reza el artículo- desperdiciando una fracción cada vez mayor del presupuesto de investigación en infraestructuras costosas y esfuerzos de mitigación». Ni al amanecer ni al atardecer Para su trabajo, los investigadores simularon el impacto de los satélites Starlink sobre las fotos del Hubble y hallaron que algunos tipos de observaciones resultan más vulnerables que otros. Por ejemplo, las imágenes tomadas con filtros azules o ultravioletas son más sensibles a los destellos porque los satélites reflejan más luz en esas longitudes de onda. También son más propensas a sufrir interferencias las observaciones realizadas cerca del amanecer o el atardecer terrestre, cuando los satélites están iluminados por el sol pero el cielo está oscuro. Y lo mismo ocurre con las imágenes tomadas cerca del ecuador o en latitudes bajas, donde se da la mayor densidad de satélites. Los autores, además, advierten que este problema no solo afecta al Hubble, sino también a otros telescopios espaciales actuales o futuros, como el James Webb o el Nancy Grace Roman. Por eso, proponen algunas medidas para mitigar el impacto negativo de los satélites Starlink sobre la ciencia astronómica. Posibles soluciones Una posible solución sería coordinar los horarios y ángulos de observación entre los telescopios espaciales y los operadores de los satélites para evitar colisiones o interferencias. Otra opción es aplicar técnicas informáticas para eliminar o reducir las huellas dejadas por los satélites en las imágenes. Algo que, por otra parte, ya se está haciendo desde hace tiempo. También se podría intentar reducir el brillo y la reflectividad de los satélites mediante pinturas oscuras o escudos solares. De hecho, SpaceX ya ha probado algunas modificaciones en sus diseños para hacerlos menos visibles desde la Tierra. Sin embargo, según el estudio estas medidas no son suficientes ni definitivas, y no garantizan la preservación del patrimonio científico y cultural que supone poder observar el Universo sin obstáculos artificiales. Por eso, los expertos abogan por establecer normas internacionales que regulen el uso responsable del espacio exterior y limiten el número y características de los objetos que se ponen en órbita alrededor del planeta.