Viaje a las lunas de Júpiter que pueden albergar vida

«Si buscamos vida en el Sistema Solar, es ahí donde hay que ir». Rosario Lorente es científica de operaciones de JUICE, una de las misiones más ambiciosas que jamás haya llevado a cabo la Agencia Espacial Europea (ESA). La investigadora se encuentra en un momento crítico, el que precede a un lanzamiento espacial, en el que se mezclan los nervios, la emoción y un trabajo ingente. La sonda de 6 toneladas de peso partirá el próximo 5 de abril desde la Guayana francesa para embarcarse en un viaje de ocho años hasta llegar a Júpiter y sus tres lunas heladas más grandes: Ganímedes, Calisto y Europa. Una vez allí, estudiará el sistema durante más de cuatro años equipada con un conjunto de diez instrumentos científicos únicos. No está preparada para detectar vida, pero sí para reconocer si los gigantescos océanos subterráneos que supuestamente esconden estas lunas -hay fuertes evidencias indirectas de su existencia- reúnen las condiciones adecuadas para albergarla. Si es así, el hallazgo «tendría un impacto sin precedentes en la búsqueda de vida en el Universo», asegura Lorente. La sonda JUICE (Explorador de Lunas Heladas de Júpiter), fabricada por la compañía Airbus en Toulouse (Francia), se lanzará plegada como un origami. Así ya tendrá un tamaño bastante impresionante (4x4x3 m), pero cuando despliegue sus enormes paneles solares de 85 metros cuadrados, necesarios para obtener suficiente energía para sus equipos e instrumentos, superará la longitud de una pista de tenis (17x27x14 m). Noticia Relacionada estandar No Los grandes avances científicos que se esperan para 2023 ABC Ciencia Nuevos alunizajes, una misión a las lunas de Júpiter, las vacunas de ARNm y la primera terapia CRISPR, entre los proyectos más importantes, según ‘Nature’ El despegue estaba previsto para el pasado año, pero la pandemia de Covid-19 complicó la coordinación entre los 23 países involucrados en su desarrollo. Además, JUICE debe aprovechar ciertas ventanas de lanzamiento, que se abren cada varios meses, para aproximarse a Venus y la Tierra y utilizarlos como hondas que le proporcionen el impulso deseado y gane velocidad. La va a necesitar. La sonda tendrá que recorrer 6.600 millones de km en un viaje de ocho años. Una vez entre en el sistema joviano, empezará un complejo paseo que le llevará a sobrevolar las tres lunas (21 veces Calisto, dos veces Europa y 12 Ganímedes). Se situará a 200 km de la superficie de Calisto y a 400 km de las otras dos. Orbitará alrededor de Júpiter (los polos y el plano del ecuador) tres años y medio para después colocarse en la órbita de Ganímedes, donde permanecerá nueve meses. Llegará a situarse a 500 km de distancia e incluso podría descender a 200 km si el combustible lo permite. «Es la primera vez que una misión orbita alrededor de dos objetos distintos y la primera vez que una sonda gire alrededor de una luna diferente a la nuestra», destaca Lorente. Finalmente, la sonda, ya sin combustible, caerá sobre Ganímedes. La cuarta gran luna de Júpiter, Io (en total tiene 92), no será visitada, ya que está compuesta principalmente de rocas y hierro y no contiene ningún océano de agua. Además, sus altísimos niveles de radiación podrían dañar la instrumentación de la sonda. Seres unicelulares JUICE dispone de instrumentos muy diversos: cámaras y espectrómetros, instrumentos de detección in-situ de plasma, ondas, campos magnéticos y gravitacionales; un láser, un rádar y un experimento Doppler. Toda esta equipación le permitirá conocer el sistema joviano: la atmósfera de Júpiter, con sus tormentas gigantescas, auroras, rayos…, su campo magnético y el plasma atrapado en él; la composición y origen de sus anillos; sus 92 lunas… Pero sobre todo, servirán para caracterizar los océanos en el interior de las lunas. En especial los de Europa y Ganímedes, donde las evidencias de océanos de agua líquida son más fuertes. «Los instrumentos serán capaces de ver si reúnen las condiciones necesarias (estabilidad, composición, extensión, temperatura…) para ser habitables. Se podrán detectar bioelementos (Nitrógeno, Oxígeno, Hidrógeno, Azufre y Fósforo) y algunos instrumentos como MAJIS (un espectrómetro en el infrarrojo) podrán encontrar compuestos orgánicos necesarios para la vida tal y como la conocemos», resume la investigadora. «Si se descubre que son océanos muy extensos (podrían ser mayores que todos los de la Tierra juntos) y que están en contacto con un manto rocoso, podrían ser medios habitables», afirma. «Si además se descubren zonas en las que el océano está muy cerca de la superficie, se podrían plantear futuras misiones para perforar el hielo y acceder a ese medio habitable». Según explica, el tipo de vida que podría existir sería «muy simple, similar a la de los sistemas hidrotermales descubiertos en el fondo de los océanos terrestres desde los años 70». Estos «seres unicelulares» en un ambiente rico en compuestos inorgánicos y expuestos a altas temperaturas «serían capaces de producir materia orgánica, que sería la base de la cadena alimenticia para sostener a seres acuáticos pluricelulares primitivos». MÁS INFORMACIÓN noticia No Un fallo de software desconecta uno de los instrumentos principales del James Webb noticia No Crean un robot que atraviesa barrotes de metal, como en ‘Terminator 2’ JUICE ayudará a entender nuestro propio Sistema Solar y otros más allá. Quizás la vida extraterrestre que tanto buscamos no se encuentre en un planeta, sino en una luna.