La cueva de Malalmuerzo (Moclín, Granada) recibió a sus primeros inquilinos hace 30.000 años. Allí se fueron sucediendo generaciones de Homo sapiens, probablemente descendientes unos de otros, durante 18.000 años. Esa es la estimación de Pedro Cantalejo, investigador de pintura rupestre y conservador ya jubilado de otra cueva, la de Ardales, en Málaga. La cueva granadina se convirtió en refugio de numerosas generaciones de sapiens durante los 5.000 años aproximados de la última glaciación que asoló Europa, hace entre 23.000 y 19.000 años.