Como las palomitas o las burbujas de un plástico de embalar, así suenan las plantas cuando sufren estrés. En una serie de experimentos, un grupo de científicos israelíes ha comprobado que emiten sonidos. Lo más llamativo es que su perfil sonoro es diferente según les falte agua, les corten un tallo o estén infectadas por un virus. También pudieron diferenciar entre las ondas sonoras que procedían de una tomatera, del tabaco o de un cactus. ¿Supone esto que las plantas hablan o tienen intención comunicativa? No, la explicación es mucho más sencilla y es de física básica.