Hace unos días, en algún lugar del espacio, a miles de kilómetros de la Tierra, sucedió uno de esos momentos que pueden mantener en vilo a todo un planeta. Las enormes antenas del centro de seguimiento de la NASA en Goldstone, California, se quedaron repentinamente fuera de servicio. La comunicación con la nave Artemis I que sobrevolaba la Luna se perdió por completo.