En un sistema, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo. Este concepto de la teoría del caos y bautizado como efecto mariposa, se puede aplicar a los ecosistemas. Una investigación liderada por Matt Barbour, de la Universidad de Zúrich (Suiza), y publicado en Science, lo ha demostrado: la presencia en una planta de solo un determinado alelo (cada una de las formas alternativas que puede tener un mismo gen) puede afectar a la persistencia de especies que interactúan indirectamente en una red trófica y, según el estudio, “generar consecuencias de gran alcance en el funcionamiento de los ecosistemas terrestres” hasta influir en el riesgo de extinción o colapso de una comunidad.