Imaginen dos pianistas separados unos 680 metros que tocan una misma tecla durante un instante, exactamente a la vez, y lo van repitiendo cada segundo. Una tercera persona, una oyente, que esté cerca de uno de los pianos, oirá un primer acorde poco después de que un músico pulse la tecla. Más tarde oirá el sonido del otro piano, porque el sonido del piano más lejano tarda un poco más en llegar a sus oídos.