Dejar de comer durante muchas horas o incluso varios días parece tener un efecto beneficioso en casi todos los seres vivos que se han analizado, desde gusanos a personas. Durante el ayuno, el cuerpo intenta adaptarse a la falta de alimentos. La multiplicación de las células se ralentiza y se activa la autofagia, que permite al organismo eliminar células viejas y, en general, sustentarse con sus propias reservas.