Una persona empieza siendo una única célula, un óvulo fecundado, que se convierte en dos células, luego en cuatro, en ocho y así hasta más de 30 billones de células. Todas ellas heredan un idéntico libro de instrucciones, el ADN exclusivo de esa persona, pero una neurona del cerebro no se parece en nada a un glóbulo rojo de la sangre. La clave es que el ADN es como un piano con unas 20.000 teclas: los genes. La célula será una cosa u otra en función de los genes que se activen. La comunidad científica sabe que un ser humano es como un conservatorio musical con 30 billones de habitaciones con el mismo piano, pero la humanidad ha ignorado hasta ahora qué melodía suena en cada teclado. Un consorcio internacional presenta este jueves el borrador más completo del denominado Atlas de las Células Humanas. Es un día histórico para la ciencia.