Afirmar que los niños toman demasiado azúcar no sorprende, por desgracia, a nadie. Sin ir más lejos, la doctora María Morales-Suarez-Varela y sus colaboradores acaban de publicar en la revista Nutrients (febrero de 2020) un estudio que ha constatado que los niños españoles de 6 a 8 años toman una elevadísima cantidad de azúcares libres (que no debemos confundir con los azúcares de las frutas enteras, denominados “azúcares intrínsecos”). Así, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el consumo de azúcar en niños es opcional (no hace falta tomar azúcar) y que lo ideal es que dicho consumo no exceda el 5% de la ingesta calórica total, los niños del estudio consumieron de media 94 gramos diarios de azúcar, lo que supone una ingesta calórica a partir de azúcar que oscila entre el 22 y el 25% del consumo total de energía. Es decir, unas cinco veces por encima de lo recomendado por la OMS. Se trata, sin duda, de un hábito con nefastas consecuencias para la salud física y mental de esos niños a corto, medio y, sobre todo, largo plazo. En palabras de Morales-Suárez-Varela y su equipo, tomar menos azúcar podría reducir el porcentaje de grasa en el cuerpo, lo que disminuiría el riesgo de padecer enfermedades crónicas relacionadas con la dieta.