Llamadme cenizo –mis amigos lo hacen—, pero vuestras ansias de verano y playa, turismo y montaña y descompresión no son una buena guÃa de actuación en estos tiempos oscuros que solo podemos gestionar con la razón. Deponed vuestros apetitos sensuales y pensad de nuevo en la tempestad que nos rodea, porque los últimos dÃas nos han reconfirmado, por si hiciera alguna falta, que nuestro gran problema no es una segunda ola pandémica, sino que no hemos logrado salir de la primera. Si creéis que el virus se ha atenuado o, ya en el colmo de la ingenuidad, que ha desaparecido de nuestro entorno estáis tan equivocados como las vÃctimas de un tsunami que se acercan a la playa a contemplar la retirada de las aguas, porque ese pasaje casi bÃblico solo presagia la inminente catástrofe.