En 1979, Rosaly Lopes vio un chorro de roca fundida elevarse más de 15 metros sobre la negra cima del monte Etna, en Italia, que acababa de entrar en erupción. Era la primera vez que esta estudiante de astronomía brasileña, nacida en Río de Janiero hace 57 años, visitaba un volcán, y desde entonces apenas ha hecho otra cosa. Lopes ha explorado más de 50 cráteres activos de todos los continentes, incluido el gélido monte Erebus de la Antártida.