Daniela tiene tres años. Es una niña alegre y vivaracha a la que le encanta bailar y cantar. A simple vista, resulta difícil imaginar el camino que han recorrido la pequeña y su familia desde que llegó al mundo. Nació con un tumor de 10 centímetros llamado fibrosarcoma congénito. Normalmente, se cura con cirugía, pero en su caso era inoperable porque estaba en un aneurisma que tenía en la aorta abdominal. Tampoco podían tratarla con quimioterapia ni radioterapia porque, según su doctor, no lo podría superar. Antonio Pérez, su pediatra, encontró un tratamiento que se administra como un jarabe y que curó en pocos meses a la niña. Tres años después de Daniela, cuatro niños más se han beneficiado del mismo tratamiento.