Virus ancestrales integrados en el ADN humano resucitan y promueven el envejecimiento

Por 06/01/2023 Portal

Juan Carlos Izpisua, retratado en San Diego (EE UU) en el Instituto Salk, donde trabajó casi 30 años antes de pasarse a Laboratorios Altos en 2022.

Leer es pasar la vista por un escrito identificando las palabras. Descifrar implica ir más allá. Por ejemplo, el inicio de Don Quijote, “En un lugar de La Mancha…”, esconde más información de lo que parece. Un filólogo sabrá que el topónimo La Mancha probablemente procede del árabe mányà, “alta planicie”. La frase “en un lugar de La Mancha” ya sitúa al lector en una inmensa llanura que en algún momento fue conquistada por los árabes. Lo mismo ocurre con el genoma humano. Cada célula, ya sea una muscular del corazón o una neurona del cerebro, tiene en su interior un texto de más de 3.000 millones de letras químicas, con las instrucciones necesarias para su funcionamiento. El 8% de ese manual lo han escrito desde hace millones de años unos autores inesperados: virus que infectaron a los humanos o a sus ancestros, incrustando material genético vírico en el ADN. Un nuevo estudio sugiere ahora que la resurrección de esas reliquias de virus inmemoriales desempeña “un papel fundamental en el envejecimiento”, según explica el científico Juan Carlos Izpisua, coautor de la investigación.

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